Frank Rodríguez poco recuerda de su padre en la niñez y adolescencia, pues este se fue cuando él era pequeño y regresó muchos años después para estar en su graduación escolar. “Volvió hasta que yo tenía 21 años y después, se volvió a ir”, dice el actor y productor tapatío. “Ahora siendo yo padre de familia, tenía esa duda de qué tanto puede afectar a uno, psicológicamente, la ausencia del padre”.

Con esa idea comenzó la escritura de Lu, película que aborda la falta paterna y que se encuentra en rodaje, en locaciones de Guadalajara, con Frida Piña y el propio Rodríguez como los protagonistas. Erick Blackmer, quien ya tiene lista su ópera prima, Verde, azul o café, para ser lanzada comercialmente, se hace cargo de esta nueva aventura. “Es la historia de una chica que tiene ausencia de padre y eso repercute en ella. Da inseguridad para establecer relaciones con las personas por miedo al abandono y miedo al rechazo”, cuenta Frank.

La actriz, en tanto, conoce a muchas personas que también han pasado por eso, algo que le ayudó en la construcción del personaje. “Hay muchas cosas que se pueden ver en su comportamiento de niñas y mujeres, se arraigan mucho en ellas, provoca carencias que se van enquistando y afectado su futuro”, considera Frida.

Rodríguez es uno de los mexicanos que más contacto tuvieron con el cine durante la pandemia. Formó parte de Todo, que en julio del 2020 se convirtió en la primera producción de largometraje en filmarse tras el paro por cuestiones sanitarias. Desde entonces y hasta ahora, ha estado en cerca de diez películas, ya sea frente a cámara o en la producción, en este caso es por partida doble.

Homicidio culposo, al lado de Christian Vázquez, y la ya mencionada Verde, azul o café, ambas rodadas en una sola locación y con un costo no mayor a los 5 millones de pesos, fue una variante que encontró el cineasta para seguir activo en los últimos dos años. Lu es su nueva apuesta. “Muchas cosas han cambiado desde ‘Todo’, sin duda. Podemos tener mayor número de personas y en set cerrados recomiendan el uso de cubrebocas, cuando hace dos años eran las cosas más duras. Lo que sí es que hay menos miedo en Jalisco que en la Ciudad de México”, apunta.