La fructífera permanencia de David Alfaro Siqueiros (1896-1974) en el Palacio Negro de Lecumberri es recuperada en la pieza escénica La marcha de Siqueiros, que explora la filosofía del muralista mexicano, en la que critica el rol social del artista y la proliferación de quienes solo crean arte para ser expuesto en las galerías.

La obra es un unipersonal de Bárbara Perrín Rivemar, el cual contó con la documentación del escritor Daniel Salinas, y que será presentado el viernes 8 de septiembre en el teatro Esperanza Iris. Se trata de una aproximación ficticia al muralista mexicano que redescubrió durante su encarcelamiento el poder de su pincel como arma disruptiva.

Además, da cuenta de su último paso por Lecumberri, cuando recibió la comisión, en 1960, de crear la escenografía para la pieza Licenciado No-te-apures, de Roberto Hernández, con ayuda de los presos, en la que exhibe la deshonestidad de algunos abogados que se aprovechaban de la situación desfavorable de familiares y acusados.

“Es una versión ficticia en la que vemos a Siqueiros hacerse cuestionamientos filosóficos sobre el impacto y las acciones que ha realizado a nivel personal, así como los cambios y logros que se lograron con la Revolución mexicana. Lo vemos contemplativo, pero, al mismo tiempo, mantiene su espíritu revolucionario a través del arte”, dice el director escénico Gilberto Corrales.

“Por ejemplo, hay una idea muy interesante sobre que hay que pintar todos los muros para cargarlos de significado, es decir, pintarles una ventana y fugarnos a través del arte, bajo la idea de que la creación artística puede realmente transformar el entorno”, añade.

Esa idea, abunda Corrales, tiene gran fuerza al interior de los centros de reinserción social, en donde el arte sí es un instrumento reparador y un cuestionamiento constante sobre el valor y el poder de la creación, sin dejar de lado la inquietud y la necesidad de mantenernos revolucionarios y del lado de la justicia.

Sobre la dinámica escénica de la pieza, explica Corrales, aunque se trata de un unipersonal, requiere de la participación de ocho personas del público, a quienes se denomina especta-actores, quienes participan en el avance de la trama con indicaciones del director de la puesta, a través de monitores de oído.

“La dinámica de participación la realizamos con ocho voluntarios, porque nos interesaba que la pieza respondiera, de alguna forma, a la poética de Siqueiros, en la que su obra estaba pensada para el espectador y es dispuesta para ser completada por el desplazamiento de su público”, refiere.

Interpretada por Felipe Tútuti, la compañía Teatro en el Incendio y bajo la dirección de Gilberto Corrales, La marcha de Siqueiros se presentará en el teatro Esperanza Iris el viernes 8 de septiembre, a las 20:30 horas, creado como un espectáculo que apuesta por la estimulación sensorial y por una experiencia inmersiva y lúdica.