Diego Rivera afirmaba que la pintura de Arturo Estrada Hernández (Panindícuaro, 1925), integrante del grupo de Los Fridos, era todo corazón y que estaba dotada de un realismo poético, y así lo devela la exposición “Arturo Estrada y la pintura mexicana: Los Fridos”, en la Casa de Cultura Jesús Reyes Heroles, en Coyoacán.

La muestra, creada con un acento retrospectivo y que permanecerá abierta hasta el 25 de agosto, presenta cerca de 50 obras, entre bocetos, dibujos, óleos y fotografías, que exhiben las múltiples facetas del artista mexicano con ocho décadas de trayectoria y 99 años de vida que cumplirá el 30 de julio.

Destacan los óleos Visitante distinguido, dedicado a André Breton; Día luminoso; Protesta campesina y Vivos los queremos, inspirada en los hechos de Ayotzinapa, además de dibujos y bocetos que se exponen por primera vez, como Bañista, Canasta alta, Entierro y De la manifestación al bote. 

Durante el recorrido por las salas, Arturo Estrada recordó a Diego Rivera. “Nosotros hicimos los primeros mosaicos de piedra en el Anahuacalli y fuimos alumnos de Frida desde que la conocimos hasta que murió.

“Entonces hacíamos pintura mural en el jardín (de la Casa Azul), que, por cierto, fue destruido por gente opuesta a nuestros ideales, solo por tener una virgen de Guadalupe, pero aquí yo la reconstruyo (en una pintura)”, comentó.

¿Considera que sus pinturas integran una memoria visual?, se le pregunta a Estrada. “Claro, era lo que uno podía pintar. No era lo que el maestro (Rivera) quería que pintáramos; él solo nos decía ‘ahí está el jardín, a ver qué les gusta’, y así era todo: libre y absolutamente escogías el modelo”, refiere.

¿Qué es lo que más le ha interesado pintar? “Pinto lo que a mí me gusta y eso puede llamarse rebeldía, pero es lo que yo quiero hacer. Hace como cinco años que ya no hago nada, pero todavía pinto cuando tengo ganas; antes sí lo hacía diario”, afirman.