En el contexto de los 50 años de existencia del Metro de la Ciudad de México, la escritora Beatriz Zalce presentó su libro Historias del Metro, en el auditorio de Un Paseo por los Libros, del pasaje Zócalo-Pino Suárez.
La autora entreteje relatos cotidianos en ese sistema de transporte a partir de entrevistas realizadas a trabajadores, usuarios, músicos, pintores, ingenieros y arqueólogos, entre otros. Zalce, en el libro, ha unido el pasado con su presente y la vivencia de circular a diario por los vagones del Metro, que son su fuente de inspiración.
La escritora Elena Poniatowska, en la presentación del libro, expresó que “las letras de Beatriz Zalce son ingeniosas, tiernas; revelan su calidad humana y son una aportación valiosa y solidaria que se extienden a lo largo de los 225 kilómetros de la red del metro”.
Poniatowska, además de recordar la infancia de Zalce y cómo la autora comenzó la escritura del libro, explicó que “el metro es todo: vitrina, historia de México, jaula, carrocería, movimiento, cementerio, descubrimiento, encuentro de enamorados, escenario de conciertos con piano para Karaoke, telón de teatro, sala de cine, hotel de paso, tumba del suicida. “El Metro nos precipita al fondo de la tierra, al fondo de la historia de nuestro país y de nosotros”, agregó.
La autora de La Noche de Tlatelolco describió a Beatriz Zalce como la nueva “condesa Calderón de la Barca”, que ha sabido observar, retener y atesorar a quienes tomamos el metro. “Sus textos recuerdan a los mexicanos pintados por sí mismos de Hilarión Frías y Soto, y más tarde los de Ricardo Cortés Tamayo en el ‘Diario de la Tarde’, ilustrado por Alberto Beltrán”, señaló.
En su turno, Zalce agradeció a las personas que la apoyaron en la publicación del libro, en especial al editor Porfirio Romo, del sello editorial Un Paseo por los Libros, y leyó algunos fragmentos de Historias del Metro.
El ilustrador de la portada del libro, Mauricio Gómez Morin, expresó que el trabajo de Zalce es un periodismo existencialista y militante de la vida. “Los relatos son escritos con valiente alegría, con una sinceridad sin aspavientos, una desenfadada franqueza y una complejidad contenida por su sencillez escueta, estableciendo la complicidad con el personaje y el lector personaje metronauta a través de un fino sentido del humor que de tan inocente es filosísimo”, refirió.