La historia del escritor y poeta Charles Bukowski (16 de agosto de 1920-9 de marzo de 1994) no es común. de su singular narrativa, que siempre abordó temas como la pobreza, el maltrato familiar, la desigualdad, la adicción al alcohol y las penurias de un creador sumergido en la pobreza, se encuentra una complejidad: retrató a personajes con comportamientos cuestionables del machismo, racismo o e incluso de la homofobia.

No es para menos. En un fragmento de The Charles Bukowski Tapes, una serie de cortometrajes que detallan la vida del escritor se ve a Bukowski al lado de su viuda, Linda Lee, en lo que parece ser una conversación amena. Sin embargo, después de una serie de cuestionamientos, el autor agrede a Linda Lee física y verbalmente. Con un vaso de alcohol en mano, Bukowski patea a su pareja y la agrede con palabras.

El mito de Bukowski, un personaje que retrató el lado oscuro y cruel del sueño americano, que derramó en sus líneas las violencias de los barrios pobres de California, es, hoy en día, rechazado por algunos grupos feministas y otros sectores, que tachan al escritor de ejercer violencia hacia las mujeres y tener actitudes misóginas.

Cuestionamientos

¿Fue Bukowski un misógino?, ¿su vida realmente estuvo marcada por excesos, peleas y múltiples parejas? Parece ser que, en el ideal de ciertos sectores, el “último de los poetas malditos” fue un escritor violento, sin escrúpulos y que dedicó todos sus días a beber alcohol.

En el marco de los 30 años del fallecimiento del autor se consultó a escritores expertos sobre la vida y obra del “poeta maldito”, y se les cuestionó sobre los señalamientos que rodearon su vida personal.

Una escritura incómoda

Es común leer en blogs feministas o en redes sociales desprecio por Bukowski. Pero no solo hacia él; otros escritores, como Pablo Neruda u Octavio Paz, también son señalados de machistas. Para Guillermo Fadanelli, es casi imposible separar a los autores de sus obras.

Aunque Bukowski tuvo una vida marcada por excesos, el escritor cuestiona que exista actualmente un feminismo que quiera segregar la literatura, que pretenda desaparecer la libertad de expresión. “El feminismo es un humanismo, y se ha convertido en un movimiento importante desde hace tiempo. Pero cuando dicho feminismo tiende a convertirse en un movimiento fascista, deviene en tiranía y analfabetismo de masas, se convierte en un populismo segregacionista”, apunta el autor.

Entre la amplia obra de Bukowski se encuentran ciertos libros que hacen alusión a la figura femenina. Entre estos se encuentran Mujeres, Se busca una mujer, La máquina de follar y Erecciones, eyaculaciones y exhibiciones. Narran relatos sexuales, encuentros con prostitutas, peleas callejeras, violencia de pareja, infidelidades, entre otros temas relativos a las relaciones hombre-mujer.

Para Fadanelli, este tipo de temas no fueron aceptados desde el momento en que se publicaron, sin embargo, que sigan en las librerías de diversos países habla de que hay un sector que acepta los temas y al propio Bukowski. “Ni siquiera fue aceptado por los sectores más puristas de la crítica literaria de su tiempo ni por los prejuicios morales más rígidos. Finalmente, para eso están los libros, para ser rechazados o aceptados; una vez que están en las librerías o a la venta el autor ya no puede hacer nada. Lo que Bukowski pensaba y escribía acerca de las mujeres es asunto suyo. Nadie puede imponer la corrección”, expresa.

Debido a las temáticas de los libros se formó “una especie de mito” alrededor del escritor, uno que lo presenta actualmente como alcohólico, violento y misógino. Para el editor Mauricio Bares, la leyenda de Bukowski comenzó desde el día en que sus primeros libros, La senda del perdedor y Factótum, llegaron a las librerías. “En el momento en que tú decides escribir de una determinada manera vas a tener seguidores y detractores. El mismo Bukowski, a través de sus temáticas, provocó este rechazo de ciertos sectores, pero creo que ganó muchos seguidores”, señala.

Bares explica que, de acuerdo con datos biográficos, Bukowski intentó ocultar su vida personal y no tuvo la intención de que su intimidad se comparase con su obra. “Él intentó ocultar su vida personal, que no se le equipara con su alter ego, Henry Chinaski, debido a que solo unas partes de su vida personal se reflejan en este alter ego”, detalla.

Bares relata que Bukowski fue un hombre con más aficiones además de la literatura, y que ciertos aspectos de su vida personal no son tomados en cuenta en los señalamientos por ciertos sectores. “Él tuvo una hija que quiso mucho, también era editor, caricaturista, le gustaba la fotografía. Pero él nunca quiso ser intelectual, por lo que se quiso reflejar como un tipo duro, cosa que no fue falsa”, destaca.

Mauricio Bares apunta que debemos separar la vida y obra de los autores, porque así se puede llegar a mejores acercamientos. “Entiendo que siempre exista la curiosidad de conocer quién está detrás de la obra, creo que, en la literatura, históricamente, ha habido personas despreciables, se me viene a la mente ahora Mario Vargas Llosa, pero que él fuera así no quita mi admiración por su libro ‘La ciudad y los perros’”, afirma Bares.

Sobre las críticas del feminismo, Bares indica que los tiempos en que Bukowski escribió son totalmente distintos a los actuales, en los que las mujeres eran interpretadas de una forma distinta.