En un mundo donde la exposición mediática es constante, la salud mental se ha convertido en un tema prioritario, especialmente en formatos televisivos de alta intensidad como los reality shows.
En la nueva temporada de La venganza de los ex VIP, ya disponible en Paramount Plus, diez influencers o celebridades solteras se van a una playa del caribe colombiano dispuestas a dejar atrás sus pasados amorosos y abrirse a nuevas posibilidades, pero todo cambiará cuando sus vacaciones sean interrumpidas por sus exparejas.
En este periodo en el que lidiarán con sus concursantes, los recuerdos y las heridas destacan la importancia de hablar abiertamente sobre la salud mental. “Hay que entender que es una prioridad para todos y normalizar el hecho de decir ‘tengo depresión, ansiedad o estoy en tratamiento’”, explica Dennis Arana. “En un ‘reality’ así es indispensable contar con una buena estabilidad emocional porque cada día se viven experiencias intensas”.
Para el psicólogo Luis Pavón, graduado de la Facultad de psicología UNAM, la participación en estos programas puede generar un impacto significativo, especialmente en personas con antecedentes de ansiedad o autoestima baja.
El estrés y la presión, explica, pueden derivar en insomnio, irritabilidad e incluso en algunos trastornos emocionales. “Mantener el equilibrio es complicado, y cuando entras a un lugar donde todo se desbalancea por completo, la dificultad se multiplica. Si encima te llega un ex con la intención de complicarte la vida, el reto es aún mayor”, señala.
Para Samii Herrera, otro de los integrantes, su experiencia previa en terapia fue clave para afrontar el desafío, pero señala que al salir del programa continuó en tratamiento para procesar lo vivido. “El trabajo personal nunca termina. Así que, si pueden, vayan a terapia. Siempre, siempre”, comentó.
Según Samii, el impacto de un reality no termina cuando las cámaras se apagan, pues muchos participantes deben lidiar con la exposición pública y la de redes sociales, lo que puede convertirse en una carga emocional adicional.
La gestión de la fama y las críticas, precisa el psicólogo de la UNAM, puede ser abrumadora, razón por la cual algunos concursantes han optado por seguir en terapia una vez finalizado el programa. “No se trata sólo de entretenimiento, sino de la vida real de las personas. La salud mental debe ser una prioridad antes, durante y después del show”, puntualiza.
Matías Ochoa, quien también regresa en esta cuarta temporada, tiene una aspiración: que la gente que los ve se enfoque en algo más profundo. “En cómo algunas relaciones pueden rescatarse, en la importancia de establecer límites, en el valor del amor propio y en cómo nos apoyamos mutuamente cuando atravesamos momentos difíciles”, afirma.