Una de las explicaciones más robustas del investigador Stan Declercq acerca del consumo humano en sociedades como la maya y la mexica es, directamente, que la definición de ser humano o de humanidad era muy diferente para los mesoamericanos, es decir, para entender los sistemas de creencias y costumbres que llevaron a individuos en Mesoamérica a comer carne humana, ya sea de un enemigo o de un miembro del grupo sacrificado, es necesario despojarse de las enseñanzas occidentales y cristianas presentes en la sociedad actual.
Finalidad
Con el objetivo de desmitificar el consumo de carne humana en la época prehispánica, Declercq reunió gran parte de una investigación de largo aliento en el libro Comer al otro. Canibalismo, guerra y ritualidad en los antiguos mayas (2025), una publicación conjunta de la Universidad Nacional Autónoma de México y el Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (Cerca).
Un acto político
Declercq explica que en el mundo mesoamericano convivían diferentes comunidades, como la de los jaguares, los venados, las montañas, los espíritus del agua, los recién fallecidos, los ancestros, entre otras, que llevaban a cabo actos de consumo entre ellas. “Todas estas comunidades, que son comunidades con alma, con intencionalidad, con carácter, con capacidad de dialogar y de comunicar, todas estas comunidades interactúan también a través del consumo. Como estamos hablando de un consumo colectivo dentro de un cosmos, de ahí viene el término de ‘cosmofagia’”, explica el investigador.
Tal vez el consumo más polémico y llamativo en la actualidad en la red de la cosmofagia es comerse al otro, ya que, en el presente, el acto de alimentarse de otro ser humano es chocante y repulsivo, pero eso no lo convierte en algo irreal o que nunca hubiese sucedido.
Un caso de consumo de carne humana que detalla el investigador es el suscitado por razones políticas o diplomáticas. “Es el famoso ejemplo, que consiste en capturar a alguien de otra comunidad; secretamente se cocinaban partes corporales de tu enemigo e invitas a tu propio enemigo para un banquete, sin decir de qué se trata, pero es eso, un enemigo que fue capturado y luego preparado para comer.
Luego se invitaba a representantes de esa comunidad, donde se descubría que el plato era un ser humano de tu comunidad, eso era una declaración de guerra, de agresión, de conflicto, de mostrar poder, normalmente se hacía con espías de otros pueblos”, explica.