En “Gabo a 40 años del Nobel: el escritor sí tiene quien le escriba”, abundan las felicitaciones de cumpleaños, las invitaciones a viajes, festivales y coloquios, los agradecimientos por la asistencia a un evento, por el padrinazgo de alguna actividad o algún premio, o por el acompañamiento de diversos proyectos artísticos y culturales; pero abundan también las confidencias, la añoranza de encuentros, las intimidades producto de la amistad, las revelaciones de escritor a escritor, las reverencias ante el intelectual colombiano que escribió historias, impulsó varios proyectos cinematográficos, que estuvo ligado a luchas sociales y a personajes de la vida política.

De entre las 150 cartas enviadas a Gabriel García Márquez (de 1972 a 2005) por personajes tan diversos como Wim Wenders, Pablo Neruda, Bill Clinton, Fidel Castro, Woody Allen, Daniel Barenboim, el Subcomandante Marcos, Carlos Fuentes, Tito Monterroso, Gerald Martin, Robert Redford y decenas de figuras más como pensadores, autores, creadores y políticos, entre 35 y 40 cartas conforman la exposición en la Casa de la Literatura Gabriel García Márquez (la casa del Pedregal, donde vivió Gabo y que en octubre de 2021 abrió sus puertas con la muestra-venta “El armario de los García Márquez”) y que desde mañana, cuando se abre al público, podrá recibir a al menos 100 visitas diarias, previo registro en la página https://cartasagabo.boletia.com/, hasta el 14 o 16 de agosto, cuando cierre sus puertas.

La correspondencia inédita a Gabriel García Márquez fue hallada hace un par de semanas por su hijo Gonzalo y su nieta Emilia, quien asegura que las cartas estaban en una caja escondida en el archivo personal de la familia García Márquez.

“Mi papá estaba buscando unas fotos para celebrar el aniversario del Premio Nobel, estábamos en una parte de su estudio donde hay una pared llena de álbumes, yo estaba viendo y como esculcando y de repente vi una caja que decía ‘Nietos’. Nunca la había visto, la verdad pensé que eran fotos viejas que no llegaron a los álbumes; la bajé y la abrí, como que al principio no entendía nada hasta que me di cuenta de que eran cartas serias”, cuenta Emilia García Elizondo, directora de la Casa de la Literatura Gabriel García Márquez.

Ella, junto con su padre, Gonzalo García Barcha, y Diego García Elío, gran amigo de la familia, hicieron la selección y curaduría de esta exposición que montaron en dos semanas para empatarla a la muestra que inaugurará el Harry Ransom Center de la Universidad de Texas, en Austin, con el Museo de Arte Moderno, a la cual podrían integrarse las cartas, para luego ser depositadas en el Archivo Personal de García Márquez, en Austin.

“Son 150 cartas, más o menos, son de distintas épocas, como desde el 72 hasta el 2005, son de diferentes personas, desde amigos escritores hasta amigos actores, amigos directores de cine, muchos políticos: Fidel Castro, Bill Clinton, muchas personalidades, y hablan de muchos temas diferentes”, dice Emilia en entrevista.

La caja donde hallaron la cartas, cuenta Emilia, era simple, una caja de plástico para archivo; la riqueza estaba adentro, en hojas de diferentes papeles, escritas a mano, como las de Wim Wenders, Woody Allen, Tito Monterroso, Pablo Neruda, Carlos Fuentes o Fidel Castro; y escritas a máquina en hojas membretadas y con firma al calce, como las de Carlos Fuentes, el subcomandante Marcos, Bill Clinton, Gerald Martin, Richard Avedon y varios presidentes mexicanos.

“No fue como si mi abuela separó por temas específicos las cartas. Son cartas todas enviadas a Gabo por distintos motivos: había muchas felicitaciones de cumpleaños, pero también había cartas muy personales; las Fidel hablan de cosas muy personales; las de Bill Clinton, de agradecimiento porque Gabo fue a verlo; están sus amigos escritores admirando su trabajo, como siempre”, afirma Emilia, y agrega que muchas de las cartas son a un nivel bastante personal.

Si en su carta Clinton le agradece a Márquez haber autografiado un ejemplar de Cien años de soledad para Vicky Colbert, “una de nuestras primeras ganadoras del Clinton Global Citizen Award”; Wenders, en su carta de septiembre de 1999 le cuenta que cuando filmó Buena Vista Social Club en La Habana anhelaba verlo, pero no fue posible. O el Subcomandante Marcos, quien en julio de 1994 lo invita a conspirar “contra las sombras que nos ahogan”.

Esas cartas que permanecían inéditas es muy posible que no hayan tenido una respuesta. “No sabemos, pero mi padre asume que no, que Gabo era alguien mucho más de hablar en persona o por teléfono, mucho por teléfono, se la vivía en el teléfono”, relata Emilia, quien promete larga vida para la Casa de Gabo, quien este año será celebrado porque se cumplen 40 años de haber recibido el Premio Nobel de Literatura.