Son casi las 20:00 horas y la actriz Chantal Andere ensaya en el teatro Hidalgo, está ahí desde el mediodía y la jornada aún tiene un par de horas por delante, porque todo debe correr perfectamente para el 4 de noviembre, cuando se estrena oficialmente el musical La tiendita de los horrores.

Conserva el buen humor y tiene la energía para bromear con sus compañeros en una pausa del trabajo. “Soy ‘workaholic’, lo sé, lo reconozco y los acepto”, dice sonriendo sentada en las butacas del teatro, enfundada en bata y pantuflas, antes de que la compañía dé un pase de la obra como si estuviera en función normal.

Andere lo acepta, es muy obsesiva con su trabajo; a lo largo de los tres meses de ensayos para este musical ha visto poco a sus hijos y hasta dejó dos proyectos de series de lado.

Sin socializar

“No socializo prácticamente nada, me pongo a estudiar mis canciones y mis textos, si algo me falla me frustro y vuelo una y otra vez, le dedico todo mi tiempo, por eso es muy difícil compaginar otras cosas, aunque lo he hecho y es muy cansado, porque los ensayos son intocables para mí”, explica.

Esto ha significado horas de ausencia en casa y cero contactos con los amigos, lo que hace complicado equilibrar su papel de madre y de actriz, por suerte, dice, cuenta con el apoyo de sus hijos Natalia, de 15 años, y Sebastián, de 10 años, y su esposo, Enrique Rivero Lake. “Yo no he tenido hasta hoy un reclamo de mis hijos de por qué no estuviste. Claro que hay fechas que, por contrato, estipulo, porque no hay manera de que no esté presente, pido el día desde mucho tiempo antes, como sus cumpleaños o un festival importante en el colegio, entonces el recuerdo que ellos tienen es que su mamá siempre ha estado en los momentos importantes”, afirma.

Chantal tiene muy presente el sabio consejo de su padre, el director y dramaturgo José María Fernández Usain, que le dijo que de nada servía tener talento y un físico agradable, si no había disciplina, rigor, pasión y estudio. Pero también comprendió esto cuando acompañaba a su mamá, la actriz Jacqueline Andere, al trabajo, ya fuera en el teatro, en un set o un foro de grabación.

Más allá de una villana

Para Chantal cualquier sacrificio vale la pena por La tiendita de los horrores, obra que transcurre en el Nueva York de los años 50 y de la que se enamoró desde que la vio en Broadway en 2003; como si un deseo se le hubiera cumplido, el productor Juan Torres la invitó a protagonizarla en la versión mexicana, interpretando a Audrey. “Es una mujer con un gran sufrimiento y eso me gusta mucho, porque la gente verá otra cosa de mí. Yo tengo muy marcado el sello de la villana, lo sé, pero esto me permite mostrar actoralmente lo que en TV no se me ha permitido, porque cada vez que me llaman para un proyecto es para la antagonista, en la empresa que sea, lo agradezco porque me fascinan, pero soy actriz y una actriz tiene también esa capacidad de dar ternura, y este personaje da una ternura tremenda, la gente llora”, señala.

Lo que más la hace feliz, expresa Chantal, es que al fin sus hijos podrán ver una obra de su mamá.