"México * Agencias. En San Salvador, las pandillas de la Mara Salvatrucha se han enfrentado por años en una guerra sin piedad. Más de 14 mil jóvenes olvidados expresan su rebeldía a través de sus tatuajes y profesan una total devoción a su clan, sustituto del núcleo familiar tradicional.

El fotoperiodista y cineasta francés Christian Poveda retrató esa cruda realidad en su documental ""La vida Loca"", para cuya realización pasó 16 meses en la capital del país centroamericano. El 2 de septiembre de 2009, un año después de su realización, Poveda fue asesinado por miembros de la Mara, quienes presumían que el director estaba filtrando información a la policía local.

El documental y una serie de 22 retratos en blanco y negro -ambos titulados ""La vida Loca""-, vuelven a la ciudad después de haberse exhibido en abril de 2010 en Casa Vallarta, esta vez a la sede de la Alianza Francesa en Guadalajara.

Para la realización del trabajo que le costó la vida, Poveda tuvo que adentrarse en el mundo de las pandillas y convivir con ellas durante varios meses, e incluso, cuenta el productor Emilio Maillé, llegó a encariñarse con muchos de sus personajes.

El film fue presentado en el Festival de Cine de San Sebastián en septiembre de 2008, así como en otros festivales como Guadalajara, Morelia, La Habana, San Luis, Helsinki o Gotemburgo. Los retratos de la serie fotográfica muestran los rostros de los jóvenes protagonistas de esta triste historia.



Un serio documentalista

muerto por su fuente

Christian Poveda fue un fotoperiodista que comenzó su trayectoria de cineasta en 1977. En sus films trató conflictos y la vida cotidiana de países africanos e iberoamericanos. En 1990 dejó la fotografía para dedicarse de lleno a los documentales.

En un reportaje sobre su muerte, de Roberto Valencia, publicado en la revista ""Gatopardo"", se explica que ""su afición por la fotografía está relacionada con la Guerra de Vietnam y con los disturbios del Mayo del 68 francés.

Apenas pudo escaparse de la casa, agarró una cámara y se marchó a fotografiar guerras en Mauritania, Sierra Leona, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, la isla de Granada, Camboya, Irak y Líbano. Con estos antecedentes, no resulta tan extraño que terminara enamorado de la guerra abierta que en Centroamérica libran las pandillas Mara Salvatrucha (o MS-13) y Barrio 18.

Desarrolló su carrera de documentalista de forma paralela a la de fotógrafo. Antes de ""La vida Loca"" había trabajado en otros 15 documentales con temas tan variados como el toreo, la lucha contra el sida o el ciclismo.

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