El Instagram también sirve para encontrar oportunidades de trabajo en el mundo fílmico. Así le pasó a la cinefotógrafa Claudia Becerril Bulos, quien un día recibió en su cuenta de dicha red social un mensaje de alguien llamado Seyfettin Tokmak, quien la felicitaba por su labor en la cinta Sin señas particulares. “Me dijo que le había gustado mucho y le respondí que gracias. Después me volvió a escribir diciendo que no pensaba que le fuera a contestar, que era un cineasta turco, que tenía una película y yo sería perfecta para ella”, cuenta Becerril Bulos.
Tras recibir el guion, y tener un encuentro por zoom, la técnica mexicana aceptó el proyecto y se trasladó a Turquía para filmar El imperio de los conejos, un drama que se presenta en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara. Se convierte así en la primera fotógrafa mexicana en trabajar en una producción de aquel país, luego de que colegas suyas como Paula Huidobro y Celiana Cárdenas han hecho carrera en Estados Unidos y Canadá.
La película cuenta la historia de un niño de 12 años quien vive con su padre que, a la vez, se gana la vida proporcionando conejos para las carreras de galgos que se celebran en su pueblo. El adolescente es el responsable de recoger a los animales, cuida a los heridos, y además entierra a los fallecidos.
Un día el joven es obligado por su padre a fingir una discapacidad, a fin de obtener dinero, comenzando así un momento oscuro en su vida, del que intenta escapar con los animales. “Ha sido la aventura más loca y hermosa de mi vida. Era hacerla con menos recursos (económicos) que en México porque fue cuando la moneda de ellos era la más devaluada y alcazaba, digamos, para la mitad”.
Claudia dice que además era una película que se iba a filmar en zonas inhóspitas, en una cueva, y había que ser inteligente para optimizar los recursos. “Yo llevaba muy poquitas luces y, lo que sí creo, como otros compañeros, es que los mexicanos somos todoterreno y eso me sirvió muchísimo”, recuerda Becerril Bulos.
La comunicación con el director era en inglés, idioma no nativo de ambos, lo que también supuso algunas limitaciones. “El idioma, más que jugar en contra, siento que ayudó a concentrarnos en lo más importante de la historia; al tener menos herramientas en el lenguaje, tratas de simplificar las cosas y no hablas tanto”, considera.
El imperio de los conejos es una coproducción entre Turquía, Líbano, Croacia y México, este último país vía Carlos Hernández, de Mandarina Cine, compañía que tendrá a su cargo la distribución en salas nacionales.