El drama papal Cónclave, dirigido por Edward Berger, se consolidó como una de las más premiadas en los Bafta, al llevarse cuatro galardones, incluyendo mejor película y mejor película británica. Al otorgar sus máximos premios a esta película y a The Brutalist, la academia británica hizo visible su preferencia a la industria fílmica nacional.

El thriller, ambientado en el Vaticano, sigue al cardenal interpretado por Ralph Fiennes mientras supervisa la elección de un nuevo papa en medio de intrigas políticas y luchas de poder. La cinta llegó a la ceremonia como la gran favorita con una docena de nominaciones, y terminó llevándose premios en cuatro categorías: mejor película, película británica, guión adaptado y edición.

Edward Berger, quien hace dos años arrasó en los Bafta con su remake de All quiet on the Western Front, reflexionó en su discurso al recibir uno de los galardones: “Estamos en una época de crisis de democracia. Las instituciones utilizadas para unirnos se utilizan para separarnos. A veces es difícil mantener la fe, y por eso hacemos películas”.

El cine británico continuó su dominio con Kneecap, que recibió el premio a mejor debut de un guionista, director o productor británico para Rich Peppiatt. La animación también tuvo su momento con la británica Wallace & Gromit: vengeance most fowl, que logró dos galardones, incluyendo cinta animada.

The Brutalist, el drama de Brady Corbet sobre un arquitecto húngaro en la América de la posguerra obtuvo mejores director, actor, cinematografía y partitura. La gran sorpresa de la noche llegó en la categoría de mejor actriz, donde Mikey Madison, protagonista de Anora, se impuso ante la favorita Demi Moore (The Substance) y a la experimentada Marianne Jean-Baptiste (Hard truths).