José José era capaz de manejar a las cuatro de la mañana de Cuernavaca a la Ciudad de México para buscar una botella de alcohol y tomársela, no podía dejar de beber, un gusto que le salió muy caro y con el cual batalló mientras gozaba del éxito, la fama y el amor.
Era agosto de 1979, el cantante tenía 31 años y sentimentalmente estaba pleno junto a Anel Noreña, actriz y modelo con quien tuvo dos hijos, José Joel y Marysol, en ese entonces ya había nacido Pepito, como le decía a su primogénito, y fue él junto a Anel, por quienes el “Príncipe de la canción” se rehabilitó y dejó atrás, por un tiempo, el alcohol y la cocaína.
El éxito de José Rómulo Sosa Ortiz estuvo acompañado del infierno de las adicciones, en 1970 se dio a conocer cuando cantó de manera magistral “El Triste” en el Festival Internacional de la Canción Latina, para 1971 filmaba su tercera película, pues a pesar de no ser actor era una estrella y con eso bastaba. “Gracias a Dios esa etapa negra de mi vida quedó atrás lo pasado tengo en la vida por quién vivir amo y me aman”, dijo en entrevista exclusiva en una charla en la sala de su hogar, en la que lo acompañó su entonces esposa Anel, quien fue testigo de las confesiones del cantante, quien habló abiertamente sobre cómo era vivir bajo los efectos de las adicciones.
La batalla de José José
En 1967, cuando José José tenía 18 años, ya ganaba 10 mil pesos mensuales, se compró un carro y hasta sacó de trabajar a su mamá Margarita, pero cinco años después su representante lo dejó en la calle, su matrimonio con Natalia “Kiki” Herrera, nieta del expresidente mexicano Plutarco Elías Calles y 20 años mayor que él había llegado a su fin tras cinco años de amor, por lo que el cantante comenzó a beber. “Me aferré a la botella con mis amigotes. Me había separado de Kiki. No me importaba ya nada perdí la voz. Ya no quería vivir y seguí bebiendo. No tenía dinero ni voz ni a Anel, que seguía siendo la casi imperceptible lucecita de la esperanza para vivir, y para colmo me dio bronconeumonía”, recordó.
Las drogas y la cárcel llegaron a su vida en 1974, cuando falsamente lo acusaron de narcotráfico. “En 1974 le entré a las drogas con mis amigotes hasta caer en la cárcel de Tijuana cuando me tendieron un cuatro acusándome de narcotraficante, ¡por favor!, cierto que le entraba a la cocaína, pero jamás fui narcotraficante”, dijo tajante.
Cuando Anel entró a su vida, José José pudo apartarse de las drogas, pero no del alcohol que se convirtió en su fiel acompañante, incluso cuando su ídolo Frank Sinatra lo buscó para trabajar con él. “El alcohol siguió siendo mi principal problema, pues me quedaba dormido en el coche vestido y bajo los efectos del trago. Fue en ese año que me mandó llamar Frank Sinatra, pero por todos mis problemas con Kiki Herrera Calles no pude asistir para grabar con mi ídolo”, lamentó.
Llegó a pesar 55 kilos y decidió pedir ayuda y desintoxicarse, su vida en pareja con Anel se estaba convirtiendo en un infierno por su alcoholismo. “Ella lloraba en un rincón y yo en otro bien borracho, pero Dios me iluminó y me fui a un sanatorio a desintoxicarme, alcohólicamente hablando salí al mes, pero hasta el año desapareció la intoxicación total”. “El príncipe de la canción” dejó el alcohol tres meses antes de que naciera su hijo, en realidad “no podía dejar la botella”, pero Anel le advirtió: “Va a nacer nuestro hijo, tiene dos caminos uno ser niño normal y feliz con padres normales, o desgraciado y anormal con padres degenerados y viciosos”.
José José admitió que en aquellos días estaba completamente alcoholizado, se había cerrado el ciclo, bebía las 24 horas del día, no podía parar, tomó de los 17 los 27 años, “gracias a Dios pasó la pesadilla”, expresó alegre.
Además, parte de este “milagro” lo hizo “una bruja” de Catemaco, José José y Anel visitaron esta ciudad ubicada en el estado de Veracruz, lugar famoso por sus personajes enigmáticos y esotéricos.