En el agua, los pequeños sienten cosas diferentes a las que experimentan en el exterior, y pueden hacer movimientos de los que no son capaces sobre terreno firme.
Temperatura del agua
Asegúrate de que la piscina a la que vas a ir mantiene el agua entre 31 y 34 °C. Ya que los peques tienden a enfriarse más rápido que los adultos y puede que una experiencia que debía ser buena, acabe siendo desagradable para el bebé por pasar frío.
Pañales por precaución
Si el peque aún no controla esfínteres, ponle siempre pañales desechables. La relajación del agua y el aumento del movimiento, pueden favorecer los escapes. Por lo que no es aconsejable, por higiene, meter a un niño en el agua sin un pañal desechable.
Temperatura del ambiente
Un estudio expuso que los niños que van a la piscina no tienen mayor riesgo de desarrollar infecciones de las vías respiratorias. Para que esto sea así, hay que asegurarse que la temperatura ambiente del recinto de la piscina se sitúa aproximadamente unos 2 °C por encima de la temperatura del agua. De no ser así, entonces el peque sí que podría tener más riesgo de desarrollar infecciones respiratorias o resfriados.
Un baño al terminar
Siempre, tras el baño en una piscina, ducharemos al niño con agua y jabón para retirar los restos de cloro o sal que le queden por la piel (y esta recomendación va dirigida a todos los peques, no solo a los que tienen la piel sensible o atópica). Te recomendamos que utilices un gel champú para bebés, respetuoso con la piel sensible.
Checar la solución de la piscina
Aunque, tanto las piscinas de cloro como las piscinas de sal, son aptas para bebés y niños, la cloración salina es la mejor alternativa. Es la más respetuosa con la piel, por lo que este dato es especialmente importante si se trata de un niño con piel sensible o atópica.
Sandalias al estar fuera
Si el peque camina, es esencial que lleve chancletas. Ya que, al igual que pasa con los adultos, los suelos húmedos de las piscinas pueden ser un potente vector de transmisión de infecciones (como por ejemplo el molusco contagioso en niños, o las verrugas plantares).
Tapones para oídos
Aunque la evidencia ha demostrado que un niño pequeño no tendrá más riesgo de sufrir otitis internas por ir a la piscina, sí que podría tener más riesgo de padecer otitis externas (o comúnmente llamadas "otitis del nadador"). Así que si tu peque empieza a ser propenso o ya lo era antes de empezar a ir a la piscina, se recomienda el uso de tapones (idealmente hechos a medida) y secar bien los oídos después del baño con la toalla (con toques suaves) o con el secador a mínima potencia.