Como el exministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, José Ramón Cossío Díaz quería entender mejor la sociedad en que opera el derecho, y el antropólogo y ensayista Claudio Lomnitz buscaba entender las regulaciones que imperan sobre la vida cotidiana, optaron por conformar un territorio de diálogo, de conversación escrita, desde el cual abordar temas que le competen a cada uno en su campo: el derecho y la antropología. De esa conversación sostenida a lo largo de un año surgió el libro El jurista y el antropólogo. Conversaciones desde la curiosidad (Debate).
Se trata de un libro breve, puntual, pero diverso sobre temas que interesan y atañen a los dos, como problemáticas graves del México actual. En entrevista, Lomnitz asegura que la conversación por escrito comenzó como una curiosidad, pero fue cayendo en una serie de preocupaciones comunes sobre la justicia y la problemática de la justicia de nuestra sociedad contemporánea “que es una problemática sumamente compleja”.
“Hablamos mucho en el libro de México, y aunque no es un asunto exclusivo de México, sí es muy importante para México, el tema de la justicia, sobre todo en algunos rubros donde está asustadoramente endeble o ausente o contraproducente. Si uno ve el tema de la violencia o los delitos asociados a la violencia: secuestro, homicidio, desaparición, violación, feminicidio, asalto a mano armada, pues sabemos que la gente ya ni siquiera se preocupa por denunciar porque no cree, y no cree porque tiene experiencia, no porque sea una creencia mística. La gente no cree que la autoridad realmente vaya a ser capaz de procesar, de investigar un crimen, de procesarlo legalmente, de que la denuncia no sea al final peor para el denunciante que no denunciar. Y eso es muy grave, pero ahí estamos”, dice.
El antropólogo social asegura que hay varios intereses o procesos que comparte con José Ramón Cossío, uno de esos procesos y que le parece el más importante es entender para poder resolver cosas, “ambos tenemos un cierto aprecio por el trabajo de investigación, por el pensamiento, por la teorización, por la conceptualización de lo que está pasando y que a veces irrita un poco porque a veces la gente quiere actuar y se entiende, lo que quiere es una acción rápida que resuelva un problema grave como la impunidad. Se entiende que la gente no tenga paciencia”.
Lomnitz afirma que el libro tiene cierto compromiso con lo intelectual, con el pensamiento, con el trabajo de investigación y el trabajo humanístico: “Nos toca a los que nos dedicamos a la docencia, a la universidad, a la investigación, estar llevando lo que sabemos hacer, a los problemas realmente más urgentes, porque son muchos y son muy graves. Por eso quisimos que fuera un libro breve, pero profundo y sencillo. No es un libro para especialistas, aunque le puedan sacar provecho. Una de las cosas que me llamó la atención en las conversaciones con Cossío es que tanto el derecho como la antropología tienen la cosa de que nos importan los casos específicos, igual que a los historiadores, los literatos, a los abogados”.
A Lomnitz y Cossío, ambos miembros de El Colegio Nacional, les interesan los casos concretos de este México violento y tan lleno de problemas y desde ahí, de esta realidad mexicana y desde casos concretos que tienen que ver con la justicia y la impunidad, la inseguridad y la violencia, fueron sosteniendo una conversación escrita a lo largo de un año. De esas preguntas que uno a otro se planteaban a través de correo, uno en Estados Unidos, Lomnitz, y el otro desde México, Cossío Díaz, ambos se abrieron a una conversación y a un trabajo que implicó tender puentes de manera práctica.
En El jurista y el antropólogo. Conversaciones desde la curiosidad, Lomnitz y Cossío debaten sobre varios temas y analizan qué tan útil (o inútil) es la idea misma de Estado de derecho en nuestra actualidad.