Todo inició cuando el cineasta Marcelino Islas Hernández, acompañó a su hija Sofía a una fiesta de 15 años y el acto se le hizo conmovedor, porque simbolizaba el crecimiento de una persona.

Después coincidió que, en su faceta de maestro, proyectó en clase la cinta sesentera francesa Los 400 golpes, nominado en su momento al Óscar, sobre un adolescente algo problemático. “De repente salgo del salón y le digo a Gaby Vidal (guionista) ‘quiero hacer una película con mi hija para celebrar sus 15 años, sobre el crecer de una persona y que se sitúe en 1994’”, cuenta Marcelino.

La maquinaria comenzó a operar. Meses después en la colonia Las Arboledas de Atizapán, en el Estado de México, estaba filmándose Mi novia es la revolución, que este fin de semana llega a salas nacionales. La cinta es una coming of age; es decir, una historia en un tiempo determinado y donde sus jóvenes personajes muestran sus inquietudes y caminan a la maduración.