Cuando la sociedad despierta y actúa

Una reina de belleza que enfrenta amenazas de muerte, un gobernador que prefiere ser temido, un periodista en busca de su mejor reportaje y una viuda decidida a hacer justicia por su propia mano. Estos cuatro personajes complejos coinciden, cohabitan, solo durante 24 horas.

La noche de las reinas (Alfaguara), la novela más reciente del escritor y periodista Vicente Alfonso (1977), transcurre en Mazatlán (Sinaloa) en un día específico: el lunes 24 de julio de 1978. El puerto es la sede de un concurso internacional de belleza que será transmitido a diversos países y tendrá una audiencia de 900 millones de personas.

Personajes

Los cuatro personajes son muy distintos. Un gobernador todopoderoso, que corresponde con el discurso del hombre que se hizo a sí mismo y aplica la mano dura; y, a un lado de él, tenemos a la reina de belleza que representa a Sudáfrica, en un momento complicado, cuando este país no es aceptado; el periodista, que trata de hacer la mejor crónica de su vida, e Irene, una joven que vive en un pueblo de la sierra de Sinaloa y es raptada por un grupo de guerrilleros”, cuenta el autor en entrevista.

“Personajes que niegan la existencia del otro, porque es diferente, se ven obligados a reconocerla”, agrega quien echa luz al derrumbe de narrativas sobre varios temas. “En ese momento se promovían los certámenes de belleza como fiestas multiculturales, internacionales; una celebración de lo mejor que tenía el ser humano, imponían esta narrativa feliz”.

Señala que, sin embargo, “había cosificación de las mujeres. Encontré que hubo muchos reclamos por parte de las participantes. Se quejaban de la agenda extenuante que les ponían; que las hacían convivir con políticos, con empresarios, bailar con ellos. Y esta fiesta de convivencia e inocencia, se convertía en algo complejo. Esta idea del certamen de belleza que dignifica, cada vez se sostiene menos”.

El narrador dice que fue fundamental cuando comenzaron a hablar las propias concursantes, porque eran voces desde adentro. “El tiempo en espiral se ve en esta novela, porque guarda coincidencias con lo que estamos viviendo ahora. Los discursos con nacionalismos exacerbados, el racismo y el supremacismo, han vuelto con una fuerza insólita”, considera.

“Me interesa la reconstrucción de la memoria colectiva”, concluye Alfaro.