En una de sus obras, el artista Rolando de la Rosa representó su interpretación de cómo el VIH viajó de Estados Unidos a México a través de los migrantes. Era un códice llamado Iconocuicatl Sidaids.
Richard Moszka, en la instalación Un año de pastillas (2002), evidenció “la locura de la farmacéutica moderna” que llevaba a un paciente a tener que tomarse 4 mil pastillas en un año.
La historia de esas y otras obras, de la respuesta visual al VIH-sida están en la muestra “Expediente Seropositivo. Derivas visuales del VIH en México”, curada por Sol Henaro y Luis Matus, que se inaugura el 1 de febrero en el MUAC y que documenta las producciones que el VIH-sida suscitó en México desde 1983.
Son unas 150 obras y en buena medida provienen del archivo “Visualidades y VIH en México”, generado por el Centro de Documentación Arkheia del MUAC.