Radiante, feliz a más no poder, vitoreado y aplaudido por largos minutos por el público, el tenor Rolando Villazón fue rey durante la gala L’Arte del Bel Canto, con la que “debutó”, dijo, en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario, donde nunca había cantado, y lo hizo con un recital entrañable acompañado al piano por Ángel Rodríguez, que cimbró la sala de conciertos absolutamente repleta de asistentes, a los que Villazón les entregó por más de dos horas su repertorio de canciones italianas, una zarzuela y tres canciones mexicanas que convirtieron la velada en la gran noche de Rolando Villazón, pero también en la gran inauguración del Festival CulturaUNAM 2024.
“No debería de estar cantando aquí hoy. Por una serie de accidentes me encuentro en este lugar con mi querido Ángel Rodríguez, y quiero decirles de todo corazón que estoy agradecidísimo con la serie de accidentes porque yo hoy no quiero estar en ningún lado más que aquí, en esta Sala Nezahualcóyotl”, dijo Rolando Villazón tras interpretar las primeras canciones de un programa. Luego de escucharlo, la asistencia lo abrazó con una larga ovación de pie y él, en otro regaló de los muchos que dio durante la noche, azuzó y coreó feliz un “¡Goya!”, que luego se repetiría hacia al final de su concierto portando la playera en color blanco con azul y oro de los Pumas.
Quizás, pocas veces como Villazón fue tan feliz. Porque feliz fue la palabra más dicha por el gran tenor mexicano a lo largo de la noche, “Estoy feliz de estar aquí”, dijo a la primera oportunidad que tomó el micrófono, pero también porque así lo vivió y lo transmitió desde el escenario durante toda la gala que fue un viaje por la canción italiana: desde el renacimiento y el barroco hasta el siglo XX, pasando por el repertorio napolitano, de compositores como Alessandro Scarlatti, Francesco Durante, Giovanni Battista Bononcini, y Vincenzo Bellini, a quien definió como el gran maestro de la melodía.
En la gala “L’Arte del Bel Canto”, Villazón también interpretó piezas de Giuseppe Verdi, a quien llamó el gran maestro de la melodía y el drama; así como tres obras de la autoría de Paolo Tosti, de Giacomo Puccinni y canciones de Vincenzo de Crescenzo, Stanislao Gastaldon y Ernesto de Curtis, con quienes cerró el programa oficial. Ya luego vendría una cauda de canciones que regaló al público que en muchos momentos se puso de pie para celebrar el regreso, tras 14 años de ausencia de los escenarios mexicanos, del tenor que es uno de los artistas más aclamados y versátiles de la actualidad.
Villazón, quien salió más de ocho veces a recibir los aplausos del público y por cada una a interpretar una nueva melodía, entre ellas, dijo “una o dos mexicanitas, que siempre están en mi corazón y todavía hay con qué”, afirmó haciendo referencia a su voz, reiteró también su felicidad de compartir ese “dueto” con el pianista ángel Rodríguez. “Estoy feliz con Ángel. Mis primeros recitales como cantante los hicimos juntos, mis primeros recitales internacionales los hicimos juntos, en Madrid, en Italia, y estar haciendo este debut aquí (en la Sala Nezahualcóyotl), para mí es la primera vez”.
Ante cada nueva interpretación, Rolando Villazón estaba más eufórico. También la euforia del público fue en aumento. Las ovaciones, los halagos, los aplausos y las reverencias también fueron en aumento, más aun cuando Villazón interpretó “No puede ser”, que es una de las más importantes arias en español. A la que siguieron no “una o dos mexicanitas”, sino tres: “Despedida” y “Te quiero, dijiste”, de María Grever.
“Ese es un problema con la historia, puro compositor hombre. Así que con mucho gusto tenemos aquí a María Grever”, dijo entonces Villazón e interpretó “Despedida” y luego “Te quiero, dijiste”, que le pedían los asistentes a gritos, y que él presentó como “Muñequita”.
Ahí, todo el furor se desbordó y Villazón se puso la camisa de Pumas para cerrar con broche de oro con la interpretación de “Besos robados”, de Jorge del Moral, que dijo “esta es la última y nos vamos”; y que remató con otro “¡Goya!”, con la que agradeció de nuevo a la UNAM y a todo el equipo que lo había acompañado para tener esa gala de ensueño, desde el iluminador hasta el rector de la UNAM, a quien agradeció y quien estuvo presente en la gran gala de Rolando Villazón y en el arranque del Festival CulturaUNAM.