La demolición al 70 % de la Ciudad de las Artes, ubicada en Tepic, Nayarit, y la creación de un estadio de futbol en el terreno que la albergaba, según anuncio del gobernador morenista Miguel Ángel Navarro Quintero, ha desatado una serie de acciones y movilizaciones sociales.
El impacto cultural de esta acción es muy duro, señala el músico Héctor Rodríguez, uno de los voceros del movimiento en defensa de la Ciudad de las Artes. “De acuerdo al último estudio que hizo el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2024 contábamos con 14 espacios culturales para una población por arriba del millón 200 mil habitantes. Nos tocaba como de 88 mil personas por espacio. Estamos hablando de que no tenemos nada de espacios culturales en comparación a los habitantes y con esto prácticamente ya nos quitaron dos”, señala el artista en referencia a las Escuelas Superiores de Danza y de Música, cuyos edificios se encuentran al interior de la Ciudad de las Artes y su matrícula es de alrededor de 400 alumnos.
Hoy están en pie y el movimiento las resguarda. Se dice que se van a reubicar —continúa—, pero no se sabe cuándo ni a qué sitio, debido a que no existe un proyecto como tal y, en caso de existir, “no lo han hecho público. El impacto que está teniendo en cuanto al ambiente es increíble; se estima que pueden ser cerca de 200 árboles los que estarían trasladando”, afirma y enfatiza en que tampoco se ha dicho a qué lugar se hará el traslado; que se mueven entre especulaciones en las que uno de los nombres que suena con más fuerza es el del Parque Lineal. “Pero, por la forma en que lo están haciendo, es muy poco probable que lo puedan hacer bien con todos, y lo digo de primera mano porque yo he estado en el lugar”, cuenta y abunda en que ha sido testigo de la quema de palmeras, algo que atribuye a la justificación, quizá, de una forma en la que puedan ser cortadas; ciertos árboles, también, han sido cortadas sin metodología alguna, dice.
Carlos Lara, doctor en Derecho de la Cultura, socio administrador del despacho Artículo 27 y otro de los voceros del movimiento, habla de la forma en que las decisiones estatales repercuten en el escenario de lo federal. “El impacto político es que este derribo derriba, al mismo tiempo, la política cultural de la secretaria de Cultura. Esta política cultural que ha planteado en diversos medios y que ha ido a la mañanera a decir, en primer lugar, que la cultura es un derecho —algo que sabemos todos— y, en segundo lugar, la educación artística para todos. Ahí es donde está queriendo poner el acento a la política cultural de este sexenio y es justo lo contrario, lo que estamos viendo”, afirma.
La sociedad civil, afirma Lara, ya está allá, organizada, abrazando un espacio y haciendo lo que está en sus manos para visibilizar el hecho. “Lo que haremos nosotros es terminar de reunir toda la información que tiene que ver con el tema, partiendo del historial de este lugar, que tiene 10 años, un poco más; no conocemos un lugar que se haya construido, que tenga 10 años y ya lo estén derribando. Vamos a impulsar un amparo una vez se tenga reunida toda la información”, explica.
En torno a la demolición, inicialmente se reunió la sociedad; entraron, después, asociaciones civiles y el despacho Artículo 27. Del estadio sólo se sabe, afirma Rodríguez, que la inversión proyectada es de 300 millones de pesos.