Cuando entramos a un mercado, uno de los olores más inconfundibles, ricos y penetrantes es el de la guayaba, esa sabrosa fruta que en ciertas épocas del año engalana los puestos con su aroma y su color. ¿Sabes de dónde viene la guayaba que compras? Lo más probable es que de Calvillo, una pequeña ciudad del estado de Aguascalientes mejor conocida como “la capital mundial de la guayaba”.
La vida económica de Calvillo gira en torno de la guayaba, aunque existe otro tipo de agricultura y mucho comercio. La venta de esta fruta, al menudeo y al mayoreo, se realiza en la salida a Aguascalientes, en un sitio conocido oficialmente como La Panadera o popularmente como El Puente, donde entronca un camino pavimentado que viene de huertas y rancherías.
En ese punto el ajetreo es continuo de las seis de la mañana a las seis de la tarde, de lunes a viernes; el sábado sólo se trabaja medio día y se descansa el domingo, aunque en ocasiones algunos almacenes laboran horas extras, e incluso los domingos, cuando hay que cumplir con grandes pedidos.
Por el libramiento a Jalpa, Zacatecas, hay otro centro de acopio, pero se utiliza menos. Y por si fuera poco, entrando a la ciudad se encuentra una empacadora donde se envasa la guayaba en diferentes presentaciones para destinarla al mercado nacional y al de exportación. Durante los meses que no hay guayaba, ahí se empacan y envasan otras frutas, como piña y mango.
Entre el fuerte aroma de la guayaba, decenas de camiones y camionetas esperan la carga o descarga del producto en los alrededores de El Puente. En los almacenes vemos a los trabajadores seleccionando la fruta y metiéndola en rejas para de ahí acomodarlas en los vehículos que las llevarán a las centrales de abasto de ciudades como México, Guadalajara y Monterrey. Dos empacadores, Santos y Salvador García, nos explican que un camión carga normalmente unas mil cajas de 11 o 12 kilos de guayaba cada una.
Platicar con los trabajadores y patrones significa aprender cosas nuevas. Así nos enteramos de que la guayaba en sí se divide en tres tipos: de segunda, de primera y la extra, que es la de mayor tamaño y la más cara. Los precios de mayoreo, en este punto de venta, dependen de la oferta y la demanda.
Los mismos García nos explican que los suelos del Valle del Huejúcar son de origen sedimentario, con un espesor de más de un metro y con excelente drene y porosidad, además de buena permeabilidad y alto contenido orgánico. Por todo ello, dichos suelos son aptos para el cultivo de frutas y hortalizas, pero hace muchos años alguien descubrió que la guayaba era la que mejor se desarrollaba en estas tierras y desde entonces no se ha dejado de producir para beneficio de todos.
La mejor época de producción y venta de guayaba es entre septiembre y febrero, cuando la población flotante aumenta considerablemente, tanto por los comerciantes como por los trabajadores —jornaleros y empacadores—. El diario trajinar es incesante, con camiones que llegan vacíos y se van cargados de fruta a diversos destinos del país.
Algo que llama la atención en la ciudad son los cientos de huicholes procedentes de diversas poblaciones serranas de Zacatecas, Jalisco y Nayarit, quienes han venido a trabajar en la cosecha. Al terminar la temporada la mayoría regresa a sus tierras, pero algunos se quedan a radicar en Calvillo y, con el paso del tiempo, se adaptan a la vida de la ciudad. Después de presenciar el pertinaz movimiento en el centro de acopio, es hora de conocer un poco más de la ciudad de Calvillo.