Fue en 2004 cuando Janet Jackson experimentó uno de los peores momentos de su carrera y por algo que ni siquiera ella hizo, pero que significó pérdida de contratos, dinero y por supuesto, ser juzgada públicamente.
Ese año la cantante fue invitada al medio tiempo del Super Bowl, y justo al final de dicha presentación Justin Timberlake jala una parte de su atuendo a la altura del pecho y deja al descubierto su pecho, incluso, alcanza a verse un piercing que cubre el pezón. Ella voltea inmediatamente hacia su parte expuesta y trata de taparse, pero en eso se apagan las luces. Fue un escándalo para ella, pero no para él, que siguió trabajando como si nada mientras que ella pagaba las consecuencias de dicha situación.
Ahora,17 años después, The New York Times ha lanzado un documental en el que retoma este acontecimiento con tantas consecuencias para la cantante, y tan pocas para su compañero, Malfunction: The Dressing Down of Janet Jackson. Sumado a esto, en una entrevista para el portal Access Hollywood, el estilista encargado de vestir esa noche a Janet Jackson, Wayne Scot, dijo que nada de lo que ocurrió ese día fue un accidente, y menos que fuera su culpa, pues su trabajo es justo corroborar que todo salga perfecto, más cuando un sueldo como el suyo es de 10 mil dólares por día.
“Era un trabajo por encargo. Me contrataron para hacer un trabajo e hice exactamente lo que me pidieron, si trabajo con alguien que es bailarín, tiene que poder bailar con el vestuario, y no puede caérsele bajo ningún concepto, mi trabajo es usar pasadores, broches y velcro para que todo se mantenga en su sitio”, asegura. “No hemos hablado desde que me echó la culpa. (Justin) bajó del escenario y dijo ‘es solo un pequeño fallo de vestuario. Todos queremos dar algo de qué hablar’. Y cuando dijo eso pensé ‘se acabó, adiós a nuestra amistad’. ¿Un fallo? Yo no cometo fallos”.
Después de eso, Wayne trabajó seis años más con Janet, pero ya no volvió a hablar con Justin desde entonces.