“Para la bailarina y coreógrafa Amalia Hernández (1917-2000), el movimiento y el vestuario eran como una extensión del cuerpo mismo, por lo que debían dialogar entre ellos”, comenta el investigador Armando Valdivieso Martínez.
Por esta razón, la fundadora del Ballet Folklórico de México en 1952 creaba los vestuarios para esta agrupación inspirada en los trajes indígenas originales, pero “los decodificaba sin desvirtuarlos”, agrega el curador.
Con la idea de que los espectadores sepan de dónde surge el vestuario que se utiliza en las coreografías del Ballet, se inauguró la exposición “Amalia Hernández. De la tradición al escenario”, en el Museo de la Indumentaria Mexicana de la Universidad del Claustro de Sor Juana (CSJ).
La muestra está integrada por una veintena de piezas, entre textiles y fotografías, algunas prestadas por la familia de Hernández y otras de la Colección Luis Márquez Romay.
En el marco del homenaje que la Universidad rinde a Hernández, a 25 años de su fallecimiento (4 de noviembre de 2000), la exposición tiene como eje discursivo el cuerpo, el traje y la escena. “Se muestra una pieza muy particular de doña Amalia: un traje del Istmo de Tehuantepec y un huipil al estilo Yalálag que, de alguna manera, se descontextualiza de la indumentaria original”, detalla Valdivieso.












