Diego Luna habla sobre migrantes

Diego Luna habla sobre migrantes

Diego Luna fue anfitrión del popular programa nocturno Jimmy Kimmel Live! y lo será por una semana, mientras su conductor Jimmy Kimmel regresa de vacaciones. El actor ofreció un emotivo discurso al inicio de la transmisión en el que habló del momento histórico que viven los migrantes en Estados Unidos.

Rememoró lo que a él le ha dado Los Ángeles, la hospitalidad y todos los aspectos positivos, señaló las políticas autoritarias de Donald Trump que han ocasionado que mucha gente se sienta perseguida y viva con miedo.

El protagonista de Y tu mamá también admitió que no entiende cómo es que el discurso de odio de Trump puede arraigarse en un país cuya naturaleza siempre ha sido acogedora.

Luna destacó que Estados Unidos se beneficia del trabajo de los inmigrantes, pero se niega a reconocer su importancia, por lo que es necesario que dejen de vivir en la clandestinidad y se construya un camino hacia la seguridad jurídica. “Esto es lo que realmente merecen: ser plenamente bienvenidos en este país al que ya pertenecen”, expresó conmovido.

Invitados

Diego Luna recibió a Adria Arjona, de Andor, y a Nezza, la descendiente de colombianos y dominicanos que desafió las reglas de los Dodgers al cantar el himno nacional en español. También fue la presentación musical de los Hermanos Gutiérrez, la banda instrumental suiza conformada por dos inmigrantes ecuatorianos.

Las palabras de Diego

Quiero abordar un tema importante que está sucediendo aquí en Los Ángeles y alrededor de todos los Estados Unidos. Con todo lo que está pasando en este país en torno a la inmigración y las políticas autoritarias de Donald Trump, no es poca cosa que un mexicano sea el anfitrión de un programa tan importante (Jimmy Kimmel Live!). Es la primera vez que un mexicano hace esto. Es algo muy importante. Espero no meter la pata.

La primera vez que voluntariamente puse un pie en el territorio conocido como Estados Unidos tenía 20 años. Justo después de que Y tu mamá también fuera bien recibida por el público de aquí, empecé a viajar a California por trabajo, y Los Ángeles se convirtió en un lugar que visitaba constantemente, no solo por mi trabajo, sino también porque me encantaba. Aquí gastaba gran parte de mis ingresos en servicios de lavandería y alcohol. Muchas de mis neuronas de murieron en esta ciudad.

También conocí a personas que hasta el día de hoy están muy cerca de mi corazón. Aquí me sucedieron grandes cosas. De hecho, mi hijo nació aquí. Sí, tengo un hijo angelino, el único mexicano-americano de verdad de la familia, y siempre estaré agradecido a Los Ángeles por ello.

Y a todos los angelinos que conozco siempre les ha gustado enseñarme su Los Ángeles. Su barrio, su comida, sus muchas panaderías sin gluten, sus nuevos Teslas... Bueno, eso fue antes de que Elon Musk se convirtiera en un loco nazi-saludador de MAGA. Pasé largas temporadas trabajando aquí cuando la gente todavía hacía películas en esta ciudad, hasta que me sentí solo y nostálgico. Y justo cuando sentí eso, enseguida encontré una comunidad que vino a apoyarme, a mostrarme su cariño y a recordarme que algo nos mantiene unidos: nuestras raíces comunes.

Las personas que me abrazaron eran en su mayoría gente que había dejado sus países para encontrar una nueva vida, o los hijos e hijas de inmigrantes que habían venido aquí para trabajar y construir una vida sana, agradable y digna, lejos de su lugar de origen.

Un movimiento de esa envergadura no es natural, a menos que algo esté muy, muy mal en el lugar del que proceden. Nadie abandona su tierra si no es porque su supervivencia depende de ella. Nadie deja atrás su pasado sólo por diversión.

Pero, ¿saben qué?, todas las personas que conocí compartían una gratitud tácita hacia este país, un país que les abrió sus puertas. Y lo más hermoso de todo es que todos estos inmigrantes trajeron consigo sus historias, trajeron sus lealtades, su amor y sus tradiciones, siempre con la apertura de adoptar otras nuevas, de crecer y complementarse en este vasto intercambio cultural.

Hay millones de historias hermosas, todas producto de ese intercambio. Conocí a una pareja en el centro de Los Ángeles que prepara los tacos coreanos más deliciosos. Una coreana se enamoró de un mexicano, se acostaron y ahora tienen un restaurante y niños correteando por ahí. Kimchi más mole; eso sí que es una historia de Los Ángeles.