Diseccionan el relato de La mesa herida
Se trata de una historia de intriga y traición, en el que la autora recupera los últimos años de Kahlo. Cortesía

Uno de los cuadros más polémicos y enigmáticos de la pintora mexicana Frida Kahlo es La mesa herida, óleo que supuestamente permaneció extraviado durante poco más 60 años y supuestamente reapareció en 2020 para ser vendido, como lo recupera la escritora Laura Martínez-Belli (Barcelona, 1975) en su más reciente novela, que lleva el mismo título de la pieza.

Se trata de un thriller histórico, cargado de intriga y traición, en el que Martínez-Belli recupera los últimos años de Kahlo, cuando plasma dicha pintura, tras descubrir la infidelidad de Diego Rivera con su hermana Cristina, para enviarlo a una exposición en la Unión Soviética, donde permaneció oculto. Algunos afirman que fue destruido, pero en este relato la autora crea a Olga Simonova, una burócrata que, en 1947, descubre una conspiración que involucra la destrucción de aquella obra.

“Cuando apareció este cuadro, en 2020, fue la primera vez que lo escuché, con aquella historia del galerista (Cristian López Márquez) que lo encontró y que no quería subastarlo, sino venderlo entre particulares. “Entonces se dijo que no lo podía enseñar, pero que garantizaban que contaba con las etiquetas al reverso del cuadro”, recuerda Martínez-Belli.

“Ahí fue cuando dije ‘si es verdad que el cuadro estuvo acorazado en una bóveda durante más de 20 años, que Diego lo mandó traer de Rusia, que se quedó allá y que más tarde sería vendido a un marchante en Londres’, me pareció interesante. Pero si era mentira, como afirman los expertos, se trata de una obra falsa que permaneció guardada tanto tiempo, ¿por qué?”, expone.

¿Cómo inició su indagación?, se le pregunta a la también autora de Carlota y La otra Isabel

“Me interesaba saber qué pudo pasar y dónde permaneció la obra. Así que fui haciendo un camino hacia atrás, como siguiendo las migas de pan, y así llegué a Varsovia, en 1955, y a la muerte de Frida, en 1954, y cuando Diego enfermó al poco tiempo.

Entonces pregunté sobre este óleo a expertos como Helga Prignitz, quien es experta en el tema, la contacté en Berlín y me compartió su estudio El cuadro perdido de Frida Kahlo, que publicó en una revista de arte. A partir de ese momento supe que ahí había una novela”, explica.

¿Por qué este óleo fue visto como “burgués y decadente” en la Rusia de finales de los 40?

En aquel momento el arte ruso debía tener una utilidad para el pueblo, debía adoctrinar y hacer ver las glorias del comunismo, del socialismo y del trabajo común, pero aquella obra de Frida era todo lo contrario: la individualidad total, y por eso no fue bien recibido.

¿Por qué creó a Olga Simonova?

Yo no hago biografía, así que necesitaba una trama y en este caso empecé a imaginar quién habría podido recibir este cuadro en Rusia y por qué lo habría cuidado sin que conociera a la artista. Recordemos que, en aquella época nadie conocía a Frida, además de que este llegó sin nombre y que fue tiempo después cuando apareció el listado con su nombre.

A esto se suma otro detalle: aquel cuadro no tenía nada de realismo socialista, era una pieza rara, pero cuando me inventé a Olga Simonova las piezas del rompecabezas empezaron a encajar y así nació la historia de este cuadro que, hasta su desaparición se apoya en hechos reales… Después todo está salpimentado de ficción para entender lo que supuestamente ocurrió.

¿Tuvo una conexión personal con esta pieza?

Me parece que La mesa herida es una novela sobre el dolor y las heridas que nos atraviesan a todas las personas; las heridas de Frida nos atraviesan a todos y cuando empecé a entender lo que significaba este cuadro, todo fue amor a primera vista.

Este óleo me dio la oportunidad de acercarme a Frida desde una forma más humana y entenderla en su fragilidad. Frida fue una mujer rota y fragmentada que, pese a todo, fue una artista que amaba la vida.

¿Luego de su indagación literaria, le pareció que el óleo referido en 2020 era real o falso?

Yo creo que es falso, porque si fuera verdadero no lo habrían comerciado por debajo del agua; pensemos en que éste podría valer 150 millones de euros. ¿Por qué razón alguien lo vendería a escondidas y entre particulares si se tenía la garantía de que era original?