Drácula fue elogiada por autores como Arthur Conan Doyle y Oscar Wilde. Hasta el día de hoy no ha dejado de publicarse, ha sido traducida a más de cincuenta idiomas y ha logrado vender alrededor de doce millones de copias.
Sin embargo, era mantenida en el terreno marginal de la literatura sensacionalista y solo en 1983 fue incorporada entre los clásicos de la Universidad de Oxford. Su personaje protagonista, el conde Drácula, se volvió el arquetipo de vampiro occidental por antonomasia, siendo considerado el más famoso de la cultura popular.
La popularidad de su personaje es tal que ha sido adaptado al cine, cómics, teatro y/o televisión en innumerables ocasiones; siendo la más fiel al libro y la más destacada la adaptación al cine realizada por Francis Ford Coppola en 1992.
Terror en Transilvania
En algunas ediciones, la novela va precedida del cuento terrorífico El invitado de Drácula o El huésped de Drácula. En este, Jonathan Harker, un joven abogado inglés que está de viaje rumbo a Transilvania, se encuentra aún en Múnich, desde donde habrá de tomar un tren que lo llevará a Viena y después a Budapest. Una tarde, desde Múnich, sale de paseo en un coche de caballos. Al no faltar mucho para acabarse el día, el cochero quiere regresar porque esa es la noche de Walpurgis. Como buen inglés, Jonathan despide al cochero y continúa el paseo a solas y a pie por un camino misterioso que se desviaba del camino principal. Siguiendo esa senda por un par de horas, se interna en un bosque tenebroso que comienza a tornarse hostil con cada paso que da. Se hace de noche y comienza a nevar, mientras el joven percibe una presencia malévola a su alrededor.
La tormenta se hace más fuerte y Jonathan es arrastrado a lo que parece ser un cementerio abandonado. Buscando refugio para los truenos se dirige a una capilla de mármol blanco que cree segura. En su exterior, tallado en la piedra se lee: “Condesa Dolingen de Graz, en Estiria buscó y halló la muerte. 1801”, y otra inscripción en alemán que reza: “Denn die Toten reiten schnell (Porque los muertos viajan de prisa)”, fragmento del poema “Lenore”, escrito por Gottfried August. El asustado joven abre la puerta y encuentra que sobre un catafalco de piedra se halla en reposo el cuerpo de una hermosa joven con los labios manchados de sangre. En ese instante un rayo cae sobre la capilla y esta comienza a incendiarse.
Lo que parecía ser el cadáver de la suicida se levanta de su lecho y empieza a dar horribles gritos de dolor en medio del fuego que la consume. El asustado joven corre ante lo que le parece imposible y se cae en la nieve mientras arrecia la tormenta. Cuando recobra el sentido siente que un lobo le está olfateando el cuello y calentándolo.
El animal huye cuando una partida de hombres con antorchas lo encuentran, pues habían salido a buscarlo habiendo informado el cochero de que el joven se había internado solo en el bosque. Cuando el protagonista finalmente es devuelto a su hotel, le espera un telegrama de Drácula, con el que va a reunirse en Transilvania, y en el que le advierte de los peligros de la nieve y los lobos en la noche.
No está clara la autoría de esa historia. Según algunos, se trata del principio de la novela, que fue eliminado de la primera edición por considerar el editor que, de no hacerlo, la novela habría resultado demasiado larga. Según otros, la autora sería la viuda de Stoker; según otros más, el propio editor.