Eddie salió 100 minutos tarde a su concierto de la Sala Nezahualcóyotl de la Ciudad de México. Sacó de onda porque en sus redes sociales juró insistentemente que saldría puntual, incluso se advirtió que las puertas se cerrarían 10 minutos antes. Entonces, al ver la demora, la raza se desesperó, empezó la rechifla, se largó al baño, por snacks. “Se mamó”, decían en las filas del baño. El tema fue más severo de lo que pensaron y se enterarían a medio concierto.
Ed Maverick pisó el escenario un poco errante, desde el balcón que ocupamos, vimos cómo salió entre las sombras, poco cabizbajo, con su guitarra y respaldado por un cuarteto de cuerdas, tres damas violinistas y una chelista. Empezó, precisamente, con la atmósfera ambiental del álbum La nube en el jardín, entonces tocó los primeros acordes y el primer verso no se escuchó, su voz era difusa y lejana, hasta que la rola Valor de más le exigió despertar.
La iluminación se encargó de agregarle mucho misterio al apenas iluminar su rostro y dibujar su silueta en las paredes de la sala de conciertos. Como el disco, Eddie lo tocó “sin interrupciones” (salió una vez del escenario y cambió su lira). Si han ido a algún show del de Chihuahua sabrán que se canta con la mano en el corazón y se abraza el dolor... pues en este show, al menos en la primera parte, se le entregó silencio absoluto y parcial.
Cuando tocó Culpa los fans rompieron el hielo. Cantaron discretamente, el eco jugó más a su favor, pero no terminaban de arrancar, y qué triste, porque esta rola activa las fibras más sensibles. ¿Faltaban chelas? Quizá. ¿Pensaron que Eddie quería silencio? Posible. Fue él quien los sacó de la duda luego de escuchar gritos apagados por un “¡shhh!”. “Está bien, no pasa nada”, fueron sus primeras palabras.
Así erradicó el silencio. Vuelve corazón animó a todos a cantar ya sin pena. La sala había tomado una atmósfera distinta, todavía cien por ciento sad core, pero digamos que la felicidad de presenciar el regreso de Eddie se manifestó y se hizo enorme al escucharlo interpretar “No hay problema” y “Nadie va a pensar en ti mejor que yo”. Imposible no hacer que Eddie sonriera, absorbiera tranquilidad y seguridad para tomar el micrófono para explicar el motivo de su tardanza:
“Quería ofrecerles una disculpa por empezar tarde, pero antes de salir me dio un ataque de pánico. Quería decirles porque tienen todo el respeto de mi parte y no me gusta hacer esto, pero sí, tardé un chingo en recuperarme y espero que nunca les pase esto. Pero gracias por venir y por darme chamba”, externó.