Eduardo Abaroa reúne su tipología creativa
“Destrucción total del Museo de Antropología”, montada en la galería Kurimanzutto en 2012. Cortesía

Cuando Eduardo Abaroa (Ciudad de México, 1968) mira en retrospectiva su trabajo, encuentra un aprendizaje discontinuo. Dos momentos distintos de asimilación de su entorno y maneras de proyectarlo. “Pareciera que son dos artistas diferentes”, lanza el artista. El primero es el de la década de los 90 con obra más humorística y actitud irreverente; el segundo, el de ahora, con proyectos de crítica directa al entorno político-social.

Son dos artistas contenidos en uno mismo, juega Abaroa. Pero en realidad es su evolución en espiral durante casi tres décadas. La circulación de ideas no lineales ni planas que se complementan para entender el presente.

“Tipología del estorbo” es una revisión de su producción artística a partir de los años 90 que se inaugurará el 10 de junio en el Museo Amparo de la Ciudad de México. Sin ser una retrospectiva estrictamente, la selección de obra ofrece una lectura del desarrollo conceptual y formal del artista.

Abaroa afirma no haber hilos conductores que tracen una cronología, pero sí hay puntos de encuentro. Intereses o herramientas del pasado que vuelven en el presente. Con la curaduría de Daniel Garza-Usabiaga, en la muestra se presentará una serie de esculturas y dibujos que embonan conceptualmente con proyectos emblemáticos como “Destrucción total del Museo de Antropología” y “La gran catástrofe del oxígeno”.

“En la primera etapa era muy nihilista, un humor pero muy cáustico, a veces humor negro porque no tenía mucha confianza en una crítica estructurada y tampoco había las armas que hay ahora de información para hacer esas criticas fácilmente. Ahora sigo siendo escéptico, pero más complejo, más directo e intento a partir de atacar problemas específicos hacer esos comentarios puntuales”, señala.

El creador, uno de los fundadores del espacio alternativo Temístocles 44, habla de una evolución paulatina de su arte. “Llega  un punto en que haces algo muchas veces que ya no satisface con la complejidad necesaria, y eso me pasó; yo trabajada desde la ciudad temas como el capitalismo, la globalización, pero no miraba al resto de México frente a una realidad muy amplia, ahora pienso que hay que darle voz a las personas que están en lugares retirados, que están siendo afectados por despojo y no nos damos cuenta”, refirió.