El acto final de Ernesto Gómez Cruz

Tespis es considerado el primer actor de la historia. Vivió en la antigua Grecia, en el siglo VI antes de Cristo, y la tradición lo reconoce como el padre del teatro por haber sido el primero en separarse del coro para encarnar a un personaje individual.

Esa figura inspiró a Alberto Estrella para dar título a Tespis teporocho, su primer mediometraje como productor, en el que el primer actor Ernesto Gómez Cruz interpreta a un maestro de teatro que recita tragedias griegas a indigentes, en su último proyecto cinematográfico. “La idea surge a partir de que una amiga que me contó de un profesor de teatro que descubrió a un grupo de teporochos cerca de su casa este hombre decidió que en las noches les contaría los argumentos de la tragedia griega Edipo rey, Edipo en Colono, Antígona, Agamenón”, detalla Estrella. “Y según decía, el maestro no había encontrado un público tan ávido de conocer estas historias. A partir de ahí a mí se me ocurrió hacer un homenaje a Ernesto Gómez Cruz personificando a este maestro”, refiere.

Estrella lo contactó en la ANDA, donde colaboraba en la Secretaría de Jubilación, y ahí le propuso el proyecto, poco antes de la pandemia. Gómez Cruz aceptó, y el elenco se armó con amigos que quisieron rendir homenaje a uno de los suyos. “Se fueron uniendo mis amigos entrañables. El día que fui a la ANDA a ver a Ernesto me encontré a Patricia Reyes Spíndola que al ver que traía un guion me lo arrebató, lo leyó y me dijo que ella tenía que estar ahí, y hace a una de esas mujeres que venden caricias”, expone.

“María Rojo que me dijo que sí a la primera, que todo por su amigo, ella es una especie de Tiresias (adivina) que sabe el destino del profesor. También participan Cecilia Toussaint, Alejandro de la Madrid, Ángeles Marín y yo también”, contó.

Lo que comenzó como un homenaje en vida terminó por convertirse en su despedida fílmica: el rodaje ocurrió poco antes de la pandemia, cuando el actor ya se había retirado de los escenarios y empezaba a enfrentar problemas de memoria.

En abril de 2024, Gómez Cruz falleció a los 90 años, por complicaciones renales y demencia. Sobre el desafío que implicó el trabajar con el actor, que para entonces tenía complicaciones con la retención, Estrella cuenta que hubo algo que revitalizó al histrión que contaba con 85 años. “Ernesto tuvo formación teatral en Bellas Artes, así que la referencia al teatro griego fue muy significativa para él. Aunque tenía ya algunos problemas de memorización, en una escena sobre Helena de Troya recitó líneas largas de memoria. Fue muy emocionante, mágico, porque su memoria a largo plazo seguía intacta”, comparte el productor.

Otro elemento que hizo especial este trabajo para toda la producción es que parte del rodaje se realizó en el viejo Cine Ópera de la colonia San Rafael y en otros puntos del Centro Histórico de la Ciudad de México. “Este trabajo no tuvo apoyo institucional, salvo Bellas Artes, que nos prestó el cine y facilitó los permisos. Para mí fue especial filmar ahí: fue donde nació mi amor al cine, cuando mis padres nos llevaban cada fin de semana”, comenta el famoso.

“Además hay tomas en medio de la plancha del Zócalo en las que se dan 360 grados en torno a este personaje cuando se está ocultando el sol. También grabamos de noche en el centro que para mí siempre es un mundo fascinante, sobre todo el nocturno, porque estos seres rechazados que hemos segregado toman dominio y poder en la noche, y para mí era importante invocarlos”, detalló.