El impacto del Concurso de Composición Arturo Márquez para Orquesta de Cámara “ha sido impresionante; mucho más de lo que yo hubiera podido imaginar al principio, a 12 años de distancia. Han participado muchísimos jóvenes con cientos de obras que contribuyen al acervo de esta nueva propuesta que iniciamos”, afirma el propio Márquez, uno de los compositores mexicanos con mayor proyección internacional, en particular por su “Danzón n.º 2”, una de las obras de concierto más famosas.
Se trata, dice el artista, de un concurso para jóvenes compositores (menores de 40 años), “en el que se busca que tengan la oportunidad aquellos que están interesados en la fusión de la música tradicional popular con la música académica; y eso se puede hacer de muchas maneras”.
La convocatoria, presentada por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) y el Patronato del Centro Cultural Roberto Cantoral, A. C., llega este año a su decimosegunda edición. “Es básicamente la misma convocatoria; es música de cámara con una duración entre 10 y 20 minutos. Hay tres primeros premios o tres únicos premios. También se va a hacer un concierto con las obras ganadoras. Es algo fundamental para los jóvenes compositores que van empezando, aunque ya hablamos de 40 años, por supuesto, y muchos de ellos tienen ya gran experiencia. Lo que estamos esperando ahora va a ser para el 1 de septiembre”, expuso.
Muchos de los compositores que ganaron en ediciones anteriores, han alcanzado un alto nivel de difusión y promoción con otras orquesta. “Ellos mismos han encontrado una nueva plataforma de creación. Hay algo importante: siento que, en mi generación, cuando éramos jóvenes, no teníamos tantas oportunidades como esta. La música se enfocaba en lo universal, lo europeo, y si no estábamos atentos a este lenguaje no íbamos con la música de nuestro tiempo en aquellos años”, refiere.
Por ello, este concurso es “una manera de darle oportunidad a compositores jóvenes para que tomen conciencia del valor de ser mexicanos; el darse cuenta de que tenemos nuestros propios colores, nuestros propios sonidos, nuestros propios ritmos; que también, al ser mexicanos, hemos adoptado muchísimo de la música latinoamericana; darse cuenta de que es muy provechoso que el conocimiento que ellos tienen, ese aprendizaje, esa técnica como compositores se puede mezclar y fusionar perfectamente con la música tradicional y popular”.