En septiembre de 2024, decenas de personas murieron cuando una serie de dispositivos beepers y walkie-talkies estallaron casi al mismo tiempo en el sur del Líbano. Las víctimas eran civiles. Las autoridades libanesas concluyeron que los aparatos fueron activados a distancia mediante “mensajes electrónicos”.
Estos dispositivos habían sido entregados tanto a integrantes del grupo terrorista Hezbolá como a la población civil. Según investigaciones de medios como The New York Times y la BBC, su origen estaría ligado a una red de empresas fachada con vínculos con la inteligencia israelí.
Mientras esto sucedía, en México estaba a punto de celebrarse la primera edición del Festival de Cine Libanés en Ciudad de México (Fecil). En paralelo, más de 1.3 millones de personas huían del sur del Líbano.
Ginger Jabbour, periodista libanesa relata cómo el contexto de violencia puso en duda la continuidad del festival que dirige. “Dijimos ‘tenemos que hacer el festival. No por nostalgia, sino porque lo necesitamos para seguir existiendo’. Vimos que, en medio de todo el dolor, la gente seguía haciendo cine. No a pesar de la guerra, sino en medio de la guerra”, contó.
Ahora, del 26 al 28 de septiembre de 2025, el Fecil regresará al Centro Libanés (Unidad Hermés) bajo el lema “Cine para sanar”. La programación incluirá 15 cortometrajes y tres largometrajes subtitulados al español, además de clases magistrales, mesas de diálogo y actividades culturales que exploran el cine como herramienta para enfrentar el trauma, reconstruir la memoria y generar comunidad en medio de la devastación. “Ver a los jóvenes haciendo todo lo posible por contar sus historias en medio de la guerra fue conmovedor. Ahí entendí que el cine es resistencia, y sanación. También una forma de preservar la memoria, en un país en el que la historia oficial se detuvo en 1943. Por eso, esta edición nace con un lema urgente y necesario: ‘Cine para sanar’”, explicó Ginger.
Evento
El Fecil tiene como cometido mostrar películas, y también fijar una postura política y emocional. Esa memoria toma forma en títulos como Waynon, que narra la lucha de las madres que aún buscan a sus hijos desaparecidos durante la guerra civil, o Under the ashes, que reconstruye el duelo de una mujer tras la explosión en el puerto de Beirut ocurrida en 2020.
“La edición pasada, un señor mayor me agradeció profundamente. Había visto ‘I come from the sea’, ambientada en Trípoli, su ciudad natal. Llevaba más de 30 años sin escuchar árabe. Lloró porque no puede volver al Líbano, pero esa película lo hizo sentir que había regresado”, recordó Ginger.