Julián Gil, conductor del reality El Conquistador, hizo un balance sobre lo vivido en esta primera temporada. Destacó que al tratarse de un programa de supervivencia, los participantes fueron llevados hasta el límite; sin embargo, el nivel de exigencia, la experiencia diaria de convivencia y competencia los obligó a adaptarse y a enfrentarse a un crecimiento personal.
Un gran reto
“Creo que la mayoría no sabía cuán extremo y duro iba a ser. Se fueron adaptando día a día a la competencia, la convivencia y la supervivencia. Participar en este tipo de formatos te lleva al límite y te convierte al final en un ser humano mucho mejor”, expresó.
El reality también visibilizó un tema que es importante para la sociedad: el balance entre géneros; y es que, al desarrollarse a partir de distintos equipos, permitió observar cómo el equilibrio y la colaboración de hombres y mujeres se convirtieron en clave para avanzar. “El equipo que más funcionó fue el mixto. El balance entre el hombre y la mujer sí es importante, como todo en la vida”, agregó.
Esta final será el desafío más extremo al que los contendientes se enfrentarán ya que combinará la resistencia física y la fortaleza mental. El premio para el vencedor será de cuatro millones de pesos y la satisfacción de convertirse en el primer “conquistador”.












