El covid-19 venció al escritor Sandro Cohen
El escritor falleció por complicaciones derivadas del coronavirus. Cortesía

Sandro Cohen, el poeta, traductor y editor que falleció por complicaciones derivadas del covid-19, se fue a los 67 años de edad dejando un sinfín de proyectos pendientes y obras inconclusas, pero con la fortuna del deseo cumplido aún en medio de esta pandemia: fue sepultado en un panteón judío, con el rito judío como él siempre quiso.

“Él siempre pidió eso y me alegro mucho habérselo podido otorgar; también me alegro de ver que hasta su último momento recibió el cariño de una comunidad religiosa, de profesores y de alumnos”, dijo su esposa, la escritora Josefina Estrada, luego de haber sepultado al autor en el Panteón Bet-El, en una íntima despedida en la que estuvieron los tres hijos de la pareja, los dos nietos y sus dos más cercanos amigos.

“Todos hicimos todo para que Sandro tuviera lo mejor, y lo tuvo, siempre lo dije, él estaba en las manos de sus médicos y en las de Dios, por supuesto; fueron 22 días de hospitalización. Lo sepultamos a las 3 de la tarde en el Panteón Bet-El, de la comunidad del rabino Marcelo Rittner, él es nuestro rabino y nos conocemos hace más de 30 años, hicimos muchos proyectos juntos, Sandro con él y él me allanó el camino, muchos caminos en este proceso, fue una guía espiritual”, afirmó Estrada.

Pese a las dificultades y cuidando todas las medidas sanitarias, Sandro Cohen fue despedido como él quería y como casi parecía imposible en medio de esta emergencia sanitaria y siendo una víctima del covid-19.

La comunidad Bet-El allanó todo el camino, un integrante de la comunidad fue a recoger el cadáver, se llevó al cementerio e hizo la gestión para la inhumación. “Cuando nosotros llegamos ya estaba sepultado, nos acompañó un rabino, no pensé que nos acercaran a la tumba, pensé que sería solo en la capilla, pero no, nos llevó a la tumba, frente a la sepultura, ahí dijo todos los rezos, todas las palabras, mi hija leyó un poema que se llama ‘Despedida’ de su libro ‘Línea de Fuego’, una amiga puso la música clásica que Sandro pedía para sus cursos y lo despedimos; ese fue un momento dramático donde me quebré, pero me quebré una vez más como tantas veces me quebré durante estos días”, contó Josefina Estrada.