El descanso

Cameron Díaz y Kate Winslet encabezan un reparto estelar con Jude Law, Jack Black, Elli Wallach, Ed Burns y Rufus Sewell en esta propuesta de la realizadora y guionista Nancy Meyers acerca de los extraños caminos del amor y del precio que se paga por no hacer caso del corazón.

Las películas de Nancy Meyers (Something’s gotta give, 2003; It’s complicated, 2009) sin duda son dignas representantes de la mujer contemporánea o, mejor, para no generalizar y herir sentimientos, dignas representantes de algunas amigas que conozco. Esas que chambean un buen, le huyen al matrimonio y lo piensan dos veces antes de tener hijos. De hecho, se espantan al escuchar a sus allegadas hablar de niños y seguramente se preguntan por qué no pueden hablar de otra cosa.

Meyers, divorciada y con un discurso en pro de una mujer satisfecha —con hombres o sin ellos— es la escritora y directora de este papelón de nombre El descanso (The Holiday, 2006). Y es en este, su quinto largometraje, que de nuevo vuelve a poner en la pantalla a una mujer exitosa, solterona, enamorada de un hombre y víctima del mismo.

El descanso cuenta la vida de dos mujeres en la búsqueda de la plenitud. Una es Amanda (Díaz), una exitosa güera de Los Ángeles, que se dedica a realizar trailers de filmes palomeros. Es tal su obsesión y entrega que, además de no tener tiempo de encontrar al hombre ideal, su vida la piensa como un avance de cine. La contraparte de Amanda es Iris (Winslet), una chica no tan exitosa que digamos, redactora de eventos sociales en un periódico de Londres y, para acabarla de amolar, bastante rogona. Iris lleva ya un rato enamorada de un tipo que, si somos sinceros, nada más la busca para los “rapidines”.

Grande es el destino para este par de desamparadas que, momentos antes de tirar la toalla, se encuentran en el chat y deciden intercambiar casas para pasar las fiestas navideñas y así evitar pensar en sus respectivos muchachos.

La cinta habla del amor desde diferentes perspectivas pues nos va presentando la experiencia de los personajes en este tema a través de situaciones que a cualquiera le podrían pasar. De esta manera es difícil no ponerse en los zapatos de alguno de los protagonistas.

También tiene tintes de superación personal en diferentes aspectos de la vida, lo cual hace que la película no solo se trate del romance que experimentan los personajes sino también de sus cambios personales y cómo afecta esto a su vida amorosa.

Así pues, nos encontramos frente a una película realista con actores que logran trasladar las emociones desde el otro lado de la pantalla. La música compuesta por Hans Zimmer va en completa armonía con las situaciones que se nos presentan convirtiendo así a The Holiday no solo en una experiencia emocional sino también auditiva.

La manera de narrar la película es genial pues logra empatar ambas historias en tiempos a manera de que si una las protagonistas deja de hacer algo a determinada hora seguiremos viendo lo que hace la otra en ese mismo momento.

Es una película ideal para disfrutar solo o acompañado, en Navidad o en cualquier otra época del año.

Actuaciones

Por el lado de las actuaciones, tenemos a Kate Winslet, que irradia, como siempre ese charme inglés que tan bien le queda. Es una pena que se la note contenida y al borde de la idiotez por culpa de un guión flojo.

También está Jude Law, que aporta, al igual que Winslet, el encanto de siempre. Law sabe cómo moverse frente a cámara, y a pesar de que mucho no le cueste, ganarse a la platea femenina. Y más si goza con el beneplácito del guión, que no voy a contar qué es, pero de seguro hará que las mujeres se babeen aunque él se ate los cordones de los zapatos.

Jack Black está totalmente desperdiciado y queda relegado a ser un simple actor de reparto, sin posibilidad de desplegar todo su histrionismo y locura características. Otro personaje que aparece en pantalla es nada más ni nada menos que Eli Wallach, el feo de El bueno, el malo y el feo (1966), aquel inolvidable western con Clint Eastwood, que, con sus 94 años a cuestas la sigue remando.

Párrafo aparte para Cameron Díaz. Pareciera que cada vez que la enfocan necesitara gesticular y sacudir el pelo nerviosamente, como si eso enriqueciera el plano. No. Resulta muy irritante. Aunque a algunos les puede resultar simpática, Aquí se pasa de molesta (convengamos que el guión hace que sea así) y pareciera que es la “postura Cameron Díaz” para cualquier película que le toque hacer.