Como resultado del contacto humano, la lengua española se ha enriquecido con numerosísimas variantes como alemán, francés, inglés y las lenguas amerindias, afirma la lingüista Concepción Company.
La directora adjunta de la Academia Mexicana de la Lengua (AML) leyó su ensayo “La lengua española: un ADN cultural”, en el que plantea “quitarnos la idea de que existen las lenguas puras”, pues eso no existe en ninguna parte del mundo y nunca han existido.
Este ensayo que forma parte de la introducción de su nuevo libro, titulado El español, un ADN cultural de muchas lenguas, que El Colegio Nacional publicará en unos meses, “sostiene que el contacto siempre enriquece, que no hay que asustarse de esta relación y que incluso antes del contacto lo que hay son lenguas que juegan con la creatividad, o sea, absolutamente todas, así tengan 500 millones de hablantes como la española, o tengan mil hablantes, como algunas de la Amazonia, todas son un juego o un balance entre hechos genéticos”, refiere.
La integrante de la Academia afirma que la lengua es un sistema genéticamente adquirido y nos hace únicos en el planeta, la capacidad de hablar, con unos pocos patrones gramaticales; que a pesar de la diversidad los patrones gramaticales, morfológicos, semánticos se repitan en muchísimas lenguas y eso explica los universales lingüísticos y que todos los seres humanos somos herederos de rutinas, de hábitos, de la herencia transmitida por nuestros antepasados.
Sostiene que es un juego genéticamente adquirido, una capacidad neurofisiológica de cualquier ser humano, pero al mismo tiempo esa capacidad neurofisiológica, genética, está moldeada por hechos miméticos repetidos secularmente de generación en generación.
“Si a mí me preguntas, al cabo de 40 años de estar dedicada a este oficio de la historia de la lengua, lo más sorprendente, pues digo que es lo poco que ha cambiado la lengua, que nos permita, por ejemplo, acercarnos a un texto de hace 800 o 900 años como el ‘Cantar de Mío Cid’ y que con muy poco entrenamiento podamos entenderlo, e incluso disfrutarlo y reírnos con ciertos pasajes. Eso es un hecho sorprendente, y ese conjunto de genes y hechos meméticos está insertado un profundísimo contacto con otros seres humanos”, dice.