Por cada peso que el Estado otorgó para la producción de una película a través del Fidecine, recibió en estimado de 1.37 pesos.

Esto de acuerdo con un ejercicio realizado por un medio de comunicación, que se basa en datos del Anuario Estadístico de Cine Mexicano, editado por el Imcine, corroborados con cifras proporcionadas por productores.

Se prevé que este fideicomiso desaparezca esta semana, tras el voto de diputados y su aparente ratificación en el Senado.

El dinero no se devolvía de inmediato sino en los distintos procesos de la cadena productiva de una película, desde la producción, pasando por la posproducción, publicidad, boletos vendidos y ventas a plataformas digitales y televisión o, en su momento, DVD y Bluray.

“Es una inversión que nunca se pierde sino que se pospone su recuperación por la vida propia de las películas”, comenta Víctor Ugalde, cineasta e investigador, presidente del Observatorio Público Cinematográfico Rafael E. Portas.

El año pasado el Fidecine otorgó a 10 proyectos un tope máximo de 6 millones de pesos, de este dinero, la iniciativa privada aportó entre dos y 2.5 pesos por cada uno.

Y ahí comenzaba la cadena del IVA...

“El objetivo de la Secretaría de Hacienda, dicho por sus propias palabras, ha sido ampliar la base gravable y aumentar la captación tributaria y todo esto sucede entonces cuando se hace una película y ésta circula por la cadena productiva. Todos tienen que pagar impuestos, moviéndose todo eso”, abunda Ugalde.

En promedio una cinta nacional cuesta, de acuerdo con el Imcine, 17.2 millones de pesos.

Eso significa que tan solo en la producción, Hacienda recibía la cantidad de un millón 750 mil pesos por concepto de IVA. Para el estimado en este ejercicio, se tomó en cuenta un IVA de 15% (aunque durante este periodo pasó a 16%).