Cuatro años después de revolucionar el mundo de las series con su mezcla de violencia y crítica social, El Juego del Calamar, la más vista de 2019, regresa con una segunda temporada a Netflix. “Habrá nuevos juegos. Además, tendremos un elemento nuevo: después de cada ronda, los jugadores decidirán si continúan o se retiran, y su elección se reflejará en su uniforme”, adelantó su creador, Hwang Dong-hyuk, en entrevista.
La serie de ficción sigue a un grupo de personas endeudadas que son reclutadas para participar en versiones letales de juegos infantiles. Los participantes arriesgan sus vidas —cualquier fallo significa la muerte—, todo a cambio de la promesa de un premio multimillonario para el que llegue a la final.
En su primer mes, esta historia alcanzó 111 millones de visualizaciones, convirtiéndose en el estreno más exitoso en la historia de la plataforma. Además, ganó premios internacionales como el Emmy, marcando un momento clave para la industria surcoreana.
Gi-hun, interpretado por Lee Jung-jae, es el protagonista y uno de los personajes más complejos de la serie. En la primera temporada, comienza como un hombre desesperado, atrapado en deudas y fracasos personales. Sin embargo, su sentido de humanidad y determinación lo llevan a sobrevivir en los brutales juegos.
Ahora regresa con una nueva misión. Aunque ganó el premio millonario, su victoria no le trae paz: las muertes que presenció y las decisiones tomadas lo atormentan. Ahora regresa, impulsado por un deseo de venganza y redención. Tras un año de reflexión, busca acabar con el juego y desenmascarar al sistema corrupto detrás de él. En esta cruzada, contará con aliados como el oficial de policía Jun-ho (Wi Ha-joon), quien descubre que su hermano, In-ho, es el enigmático Front Man, una figura misteriosa que siempre lleva una máscara negra y dirige los juegos desde las sombras.
Determinado a detenerlo y revelar la verdad, Jun-ho se une a Gi-hun, combinando su habilidad como policía con el juego. “La batalla prolongada entre el Front Man y Gi-hun se profundiza en esta temporada y plantea preguntas sobre la humanidad y los límites de lo que estamos dispuestos a hacer para sobrevivir”, adelantó Lee Byung-hun, quien interpreta a Front Man.
Juego de inclusión
Entre las novedades de los nuevos episodios destaca la inclusión de un personaje transgénero, interpretado por Park Sung-hoon. La decisión, aunque aplaudida por muchos como un paso hacia una representación más inclusiva, no ha estado exenta de controversia, debido a que el papel lo interpreta un actor cisgénero en un contexto como el de Corea del Sur, donde los derechos LGBT+ aún enfrentan importantes desafíos. “Es una serie con varios personajes principales, cada uno con su propia historia. Estas historias se entrelazan de manera natural, lo que genera mucho drama y enriquece la trama”, detalla Lee (Front Man), de 54 años.
Nuevos retos
Hasta este año, acumula 330 millones de visualizaciones y más de 2.8 mil millones de horas vistas, según datos de Variety. Su impacto fue tal que su creador, Hwang Dong-hyuk, hizo historia al ser el primer asiático en ganar el Emmy a mejor dirección de una serie dramática.
La trama siempre ha sido sencilla: un premio millonario atrae a cientos de personas en situación vulnerable a participar en juegos infantiles que, tras su inocente apariencia, escondían una competencia a vida o muerte.
Su mezcla de gore, violencia, tensión psicológica y temas sociales resonaron en millones de espectadores, consolidándose como un fenómeno cultural. Pero lo que elevó a El Juego del Calamar de un thriller más a un fenómeno cultural fue su capacidad de entrelazar el gore y la tensión psicológica con la conversación sobre la desigualdad y explotación.
Inspirada en eventos reales, como las violentas huelgas laborales en Ssangyong Motor Company en 2009, y en los juegos de la infancia de Hwang Dong-hyuk, la serie mostraba las contradicciones de una sociedad corena que vive en constante lucha por la supervivencia. El título proviene de un juego tradicional coreano que, en la historia, se convierte en un baño de sangre en donde solo una persona puede salir con vida.