Entre la Condesa y la Roma, en dos departamentos, uno ubicado en la calle de Zamora y otro localizado en la calle de Acapulco, había un ir y venir de libros que pertenecieron a la biblioteca personal del poeta Efraín Huerta (Silao, Guanajuato, 18 de junio de 1914-Ciudad de México, 3 de febrero de 1982), de la poeta Thelma Nava (Ciudad de México, 25 de noviembre de 1932-Castlegar, Columbia Británica, Canadá, 17 de agosto de 2019) —quien fuera su segunda esposa— y de la escritora e historiadora Raquel Huerta-Nava (Ciudad de México, el 29 de junio de 1963- 22 de diciembre de 2018), hija de los poetas. Esos libros, que en conjunto son más de 5 mil ejemplares, han sido donados a la Universidad de Guanajuato y quedarán instalados su Biblioteca Central.
“El grueso de la colección se compone de obras de carácter literario, mayoritariamente de poesía, muchos libros dedicados tanto a Thelma Nava como a Raquel Huerta-Nava y hay muchos otros de historia”, dice Emiliano Delgadillo, experto en la obra de Efraín Huerta y escritor, que estuvo a cargo de la selección y el embalaje.
Se encuentran, entre otras colecciones, las obras completas de Ignacio Manuel Altamirano, las obras completas de Guillermo Prieto y las obras completas de Ignacio Ramírez, cuenta Delgadillo, quien asegura que también está completa la colección del Fondo Editorial Tierra Adentro, un archivo que cuenta con “primeras ediciones de poetas latinoamericanos sobre todo vinculados a la izquierda latinoamericana, puesto que Thelma Nava fue promotora por muchos años de la Revolución Sandinista y también de la fallida revolución de El Salvador. Hay también muchos libros de literatura y de poesía mexicana”, agrega Delgadillo.
La biblioteca fue donada a la Universidad de Guanajuato por la heredera de la familia, Thelma Huerta-Nava —también hija de los poetas y hermana de Raquel—, quien el pasado domingo 19 de marzo firmó el convenio de donación con la Universidad de Guanajuato y entregó 206 cajas con los libros de su familia, así como la “egoteca” del poeta Efraín Huerta, que contiene diplomas, caricaturas, fotografías y los certificados del Premio Nacional de Artes y Literatura y el Premio Nacional de Periodismo.
Emiliano Delgadillo cuenta que la mayor parte de la biblioteca de Efraín Huerta forma parte del acervo de la Casa del Poeta Ramón López Velarde, sin embargo, con las hijas que tuvo con Thelma Nava, se quedaron varios de sus ejemplares en la casa de Acapulco. “Aunque no son la mayoría, si es una biblioteca compartida”, agrega.
“Me da alegría porque pienso que los tres estarían contentos de que se fuera todo a Guanajuato, que no se pierda, que no se disperse, que esté vivo, que la gente pueda ir a consultarlo, ir a verlo. Es una biblioteca riquísima. Sí es muy emotivo, y luego ver la casa vacía también me genera muchas emociones”, declara Thelma Huerta-Nava, quien vive desde hace casi 30 años en Castlegar, Columbia Británica, Canadá.
Tras la muerte de su hermana Raquel, el 22 de diciembre de 2018, Thelmita se llevó a su madre, la poeta Thelma Nava, a Canadá, donde falleció nueve meses después. Tras los años de la pandemia, el pasado febrero Huerta-Nava comenzó la gestión, asesorada por Emiliano Delgadillo, para la donación de la biblioteca familiar; para ella era imposible mantener la biblioteca y los dos departamentos. La búsqueda encontró respuesta en la Universidad de Guanajuato.
Además de libros, también se donaron dos decoraciones de la casa de los poetas: una figura de un cocodrilo que se usaba como centro de mesa —Huerta era apodado “El Gran Cocodrilo”— y una foto de “Tongolele” (Yolanda Montes).
“Esa foto de ‘Tongolele’ era una imagen que mi padre adoraba, desde que tengo uso de memoria estaba en su estudio y era importante para él. Esa foto se va a Guanajuato”, afirma Huerta-Nava.