El rey cayó finalmente. Tras un descenso que comenzó en 2023, cuando se conoció el primer señalamiento en su contra por conducta sexual inapropiada, Sean Combs, mejor conocido como “Puff Daddy”, fue sentenciado a 50 meses de prisión por el delito de transportar mujeres para prostitución. “No tengo a nadie a quien culpar más que a mí mismo. Estoy dispuesto a cumplir con cualquier condición que me imponga el tribunal”, dijo el rapero y productor en sus últimas palabras ante el magistrado.
El impartidor de justicia, sin embargo, fue tajante: “Tú no eras un simple cliente… tu moneda era satisfacer tus deseos; la coerción fue la misma, si no peor”, señaló al dictar sentencia, recordándole que sus recursos económicos fueron clave para cometer los delitos.
La audiencia final, llevada a cabo en una corte federal de Manhattan, estuvo cargada de dramatismo. Sus seis hijos, entre lágrimas, pidieron que les permitieran sanar como familia, mientras la defensa proyectaba un video de 11 minutos sobre su carrera y labor filantrópica, frente al cual Combs lloró.
En contraste, la fiscalía, que pedía 11 años para él, lo acusó de arrogancia, subrayando que tenía ya “charlas agendadas en Miami para la próxima semana”, como si esperara salir.
De ícono a símbolo caído
Fue el fin de quien, a mediados de los 90, irrumpió en la música rap y que lo llevó en 2008 a ser el primer exponente masculino de ese género en tener su estrella en el codiciado Paseo de la Fama de Hollywood. Se mostraba como exitoso, fue pareja de Jennifer Lopez en los albores del nuevo siglo, pero con algunos vaivenes, como cuando estuvo presente en una pelea donde murieron los raperos Tupac y Notorious BIG.
Y lideró el movimiento del hip hop hacia un empoderamiento sobre los jóvenes, logrando que su “It’s all about the Benjamins” fuera parodiado por “Weird Al” Yankovic, mismo que en su momento lo hizo con “Beat it”, de Michael Jackson.
Su poder económico fue tal que llegó a encabezar la lista anual de Forbes en el rubro de millonarios del hip hop en 2014 y 2017 y no podía entenderse a los premios Grammy y Billboard sin su presencia, de donde salió victorioso en cinco ocasiones.