El Princesa de Asturias celebra la fuerza

La entrega se llevó a cabo el pasado viernes. Cortesía
La entrega se llevó a cabo el pasado viernes. Cortesía

La fotógrafa Graciela Iturbide (1942, Ciudad de México), y el Museo Nacional de Antropología (1964) se alzaron con el Premio Princesa de Asturias de las Artes, y de la Concordia, respectivamente, en una ceremonia en Oviedo, España, con la presencia de los reyes Felipe VI y Letizia, además de la princesa Leonor de Borbón y la infanta Sofía. Por parte del Museo de Antropología asistió a la ceremonia el historiador Antonio Saborit, director general del recinto, y Madeleine Bremond, presidenta del Patronato del Museo.

La fotógrafa Graciela Iturbide, premiada en el evento, dirigió un discurso a la corona española en el que agradeció el reconocimiento y reflexionó sobre el papel de la fotografía en las artes como un medio para retratar la vida indígena de México. Iturbide afirmó que, “como la mayoría de los mexicanos”, ella es el resultado de “la fusión entre dos culturas, que son dos visiones casi siempre encontradas del mundo”.

“Por fortuna, el arte fotográfico no conoce fronteras ni tiene pasaporte ni necesita visas, por más que algunos hombres poderosos pretendan limitar el libre tránsito entre los países y coartar la libertad de pensar y de crear”, manifestó.

Graciela Iturbide dijo que sus imágenes son resultado del azar, así como un reflejo de lo que observa en México. Sin embargo, reiteró que rechaza cuando la gente dice que sus fotografías “son México”, “son Graciela Iturbide”.

“Aun así, no me siento dueña de mis imágenes”, confesó la artista, y reconoció que sus fotos, como Mujer Ángel y Nuestra Señora de las Iguanas, forman parte del imaginario mexicano.

Otros galardonados

Además de los galardonados mexicanos, recibieron el reconocimiento el economista y político italiano Mario Draghi (Cooperación Internacional), la tenista estadounidense Serena Williams (Deportes), el escritor español Eduardo Mendoza (Letras), la genetista estadounidense Mary-Claire King (Investigación Científica y Técnica), el demógrafo estadounidense Douglas Massey (Ciencias Sociales) y el pensador alemán de origen surcoreano Byung-Chul Han (Comunicación y Humanidades).

Cartas a los premiados

La princesa Leonor dirigió y leyó una serie de cartas a los premiados, donde reflexionó sobre el trabajo y pensamiento de cada uno.

Sobre la fotógrafa Graciela Iturbide dijo que es “una artista que ha plasmado la fuerza de las mujeres”, a la vez que hizo un recorrido por algunas de sus fotografías más reconocidas, un trabajo marcado por las palabras “esperar” y “paciencia”, lo que “no abundan en estos tiempos”, según la heredera española.

“Por eso es usted una fotógrafa sin prisa, con vocación de escritora, estudiosa de cine y gran lectora, una artista que ha plasmado la fuerza de las mujeres, de la zapoteca de las iguanas y de la Mujer Ángel de Sonora, que enlaza presente y futuro en aquel desierto; ojalá que los jóvenes de mi generación se detengan sin prisas a mirar sus fotografías”, dijo Leonor de Borbón. En el caso del Museo Nacional de Antropología de México, Leonor alabó una institución que “cuida, exhibe, conserva y difunde el legado prehispánico y la cultura indígena”, de su país.

“Queridos Madeleine y Antonio, representantes del Museo de Antropología de México, reconocemos aquí la importancia de su institución; acabáis de celebrar el 60º aniversario de vuestra institución, aunque vuestros orígenes se remonten a hace 200 años, y proyectáis con vigor la fuerza de un pueblo que se mira a sí mismo con orgullo y que muestra al mundo su generosidad para compartir vuestra gran historia, en un ejercicio de concordia”, señaló, y agregó que espera algún día visitar el Bosque de Chapultepec para conocer las joyas prehispánicas, como la Piedra del Sol y “tantas muestras de vida olmeca, mixteca, zapoteca”. “Hoy México está muy presente en este Teatro Campoamor”, afirmó la princesa.

Incomodar y agitar a las sociedades

Por su parte, el filósofo Byung-Chul Han reflexionó en su discurso de aceptación sobre el papel de la filosofía en los tiempos actuales, a los que comparó con tiempos antiguos, y dijo que la finalidad es la misma: “Incomodar y agitar a las sociedades para que despierten”. El autor del célebre libro La sociedad del cansancio (2010) lanzó un fuerte mensaje a la sensación “falsa” de libertad que da el neoliberalismo, que “no es más que una ilusión”.

“Aunque hoy creamos ser más libres que nunca, la realidad es que vivimos en un régimen despótico, neoliberal, que explota la libertad, ya no vivimos en una sociedad disciplinaria donde todo se regula mediante prohibiciones y mandatos, sino en una sociedad de rendimiento, que supuestamente es libre, y donde lo que cuenta son las capacidades, sin embargo, la sensación de libertad es provisional, que pronto se convierte en una opresión”, expresó el galardonado.

Agregó que en las sociedades capitalistas cada uno de sus individuos “se explota a sí mismo hasta colapsar”. “Somos como aquel esclavo que le arrebata el látigo a su amo y se azota a sí mismo, creyendo que así se libera; la autoexplotación es mucho más eficaz que ser explotado por otros porque crea una falsa sensación de libertad”, zanjó.

En su discurso general, la princesa Leonor apostó por confiar en la democracia frente a la intolerancia, en el Estado social de derecho frente al abuso de poder, y valoró también la educación y el respeto a quienes piensan diferente.

En líneas similares se pronunció su padre, el rey Felipe, quien en su intervención apuntó que la convivencia democrática “tiene su gran pilar en la educación”. “Mientras seamos capaces de inculcar en quienes vienen detrás de nosotros los principios y valores por los que hemos luchado, les estaremos dando las herramientas para construir su futuro”, dijo el rey de España.

La princesa Leonor concluyó su discurso con una reflexión hacia el respeto a los que “son o piensan diferente”, a la educación, a las personas vulnerables, a los adultos mayores, a los que tratan de conseguir un hogar, y dijo que hay que “tratar bien al prójimo, salir de la trinchera, sacudirnos el miedo, unirnos para hacer las cosas mejor, pensar en que, si no miramos al otro, no sabremos construir confianza”.