Juan Ramon Álvarez dictó la conferencia “El ritual de la siembra zoque”, en el Museo de la Marimba Zeferino Nandayapa Ralda.
El maestro, invitado por el Instituto Tuxtleco de Arte y Cultura (ITAC), organizador de la Feria Municipal del Libro, argumentó que no tiene escrita ninguna obra pero sí una colaboración en el libro Zoques de Tuxtla, coordinado por el geógrafo Roberto Ramos Maza, en el que habla de esta etnia.
Por otra parte —menciona— ha colaborado en la revista Artificio, en la que habla de los saberes y presagios de los zoques de Tuxtla; en dicha publicación hace referencia a dos temas: el ritual de la siembra zoque y la fiesta de la última teja.
Expuso que en la época prehispánica la población zoque vivía en las laderas de los cerros que ahora son conocidas como Kilómetro 4, Potinaspak y Shanká, entre otras, y cuando le preguntan sobre la fundación de Tuxtla, para él no hubo tal, porque a la llegada de los frailes dominicos en 1560, Tuxtla dependía de Chiapa de Corzo.
Juan Ramón menciona que desde su llegada los españoles se encontraron con que los zoques tenían mucha relación con la siembra; de hecho, a finales del siglo pasado, en lugares como Caña Hueca, aún había tablones de sembradíos que eran propiedad de familias tuxtlecas. En esas porciones de tierra había plantaciones de rábanos, albahaca, flores y rosas de Castilla, entre otras, que iban a comercializar en el mercado.
Puntualizó que, para la comunidad zoque, en el ciclo agrícola están muy bien delimitados los 260 días o 270 días del ciclo mesoamericano, que comienza en febrero con la Fiesta de la Candelaria y la Fiesta del Carnaval, luego viene la Semana Santa, que es cuando se prepara la tierra para las primeras lluvias, y después vienen las visitas al cerro Mactumatzá y a la Cueva del Ramillete para la petición de lluvia.
Destacó que la canícula para los zoques inicia el 16 de julio con la fiesta de la Virgen del Carmen y termina el 24 de agosto con la fiesta de San Bartolomé. Un poco más adelante viene la cosecha del elote, entre los meses de septiembre y octubre, terminando con la fiesta de las Vísperas de las Ánimas, el 25 octubre, con la ensarta de la flor de musá.
Después de esa fiesta, con la que también se celebra a los muertos, se da paso a lo que se conoce como la temporada de la abundancia, en la que hay una actividad que llaman el ritual de la siembra, el cual se realiza el 8 de diciembre y que coincide con la celebración de la Virgen de la Concepción.
Para este ritual de la siembra, la comunidad se da cita en la ermita de El Cerrito, donde se crea una casita de tres por tres metros, que es cubierta con hojas de plátano y que en su interior contiene una canaleta llena de tierra.
Explicó que a la casa entran primero mujeres que parten de la ermita, para depositar algunas semillas en la canaleta de tierra mientras los hombres les arrojan agua. Minutos después ingresan los hombres para depositar semillas mientras las mujeres les arrojan agua.