Shelley Duvall guardó amargos recuerdos de su trabajo en El resplandor, pues a pesar de ser la cinta con la que alcanzó mayor éxito y reconocimiento como actriz, la demanda emocional que supuso cumplir con las exigencias de Stanley Kubrick, la rebasó, pues el director le pidió que llorara, por lo menos, 12 horas durante cada día de rodaje. Dan Gilroy, pareja de Shelley, dio a conocer a The Hollywood Reporter que la famosa murió debido a la diabetes que padecía.
La partida de Shelley, a los 75 años, revive algunas de las cintas más importantes en las que participó durante su trayectoria de tres décadas, pues en el año 2002 optó por retirarse y mudarse a su natal Blanco, Texas. Una de esas producciones, es sin duda El resplandor (1980), la cinta que Stanley Kubrick adaptó de la novela de terror de Stephen King.
En esta, Duvall interpretó a Wendy Torrence, esposa de Jack, interpretado por Jack Nicholson. Jack Torrence, un escritor que trata que su carrera resurja, recibe una propuesta de trabajar; convertirse el vigilante del Overlook Hotel durante el invierno. Y aunque para Jack esta significará la oportunidad de enfocarse en la obra que está escribiendo, mientras aprovecha para pasar tiempo con su esposa y su hijo, la aparición de fuerzas sobrenaturales, generará cambios radicales y perturbadores en él.
Por ello, interpretar a la esposa de Nicholson, exigía que la actriz se pusiera en los zapatos de una mujer, a menudo atormentada y aterrada de conocer una parte de su pareja jamás antes vista. Fue así que Kubrick le solicitó que llorase, prácticamente, en todas las escenas en las que aparecía, situación que se convirtió en un martirio para Shelley, de acuerdo a como ella misma lo explicó en una entrevista de 1981, concedida a la revista People. “Me hizo llorar 12 horas al día durante semanas enteras”, aseguró.
Para lograr que las lágrimas brotarán por sus mejillas, Shelley solía escuchar música melancólica en un walkman, también pensaba en sus familiares, a quienes extrañaba, cuando estaba lejos de casa, durante los rodajes. Sin embargo, llegó un momento en que la efectividad de esas técnicas se agotó.