¿Qué ocurre con el amor cuando la vida termina? Es la pregunta que plantea Eternity y que se hizo la propia protagonista del filme, Elizabeth Olsen. La actriz de 36 años, vive construyendo su futuro con su esposo, el músico Robbie Arnett. “Lo importante son las relaciones que tenemos mientras estamos vivos. Es el corazón de la película: con quién eliges vivir”, explica la actriz acerca de la trama de A24, dirigida por David Freyne y que llega a las salas mexicanas el 4 de diciembre.
La comedia romántica, que mezcla fantasía, explora el vínculo afectuoso que persiste incluso cuando ya no se está en este tiempo y espacio. Elizabeth, hermana menor de las gemelas Ashley y Mary Olsen, asegura que no se resiste a envejecer, pero aclara que prefiere disfrutar el camino hacia esa etapa. “He visto a más gente no envejecer. Por eso esta historia me encantó: envejecer es un privilegio. Si volviera a un momento, solo querría sentirme bien en mi cuerpo y que mi mente funcionara”, dice.
En el universo del filme, las almas llegan en tren a Junction, un espacio de estética sesentera que es mezcla de hotel, aeropuerto, feria mundial y oficina burocrática, ahí cada persona debe elegir, en el plazo de una semana, el lugar donde pasará la eternidad. “Desde antes del más allá, su dinámica me recordó a mi marido; sentí que podría ser una versión de nuestro futuro”, comenta.
Para Olsen es soltar a quienes estuvieron en nuestras vidas y cambiar la percepción sobre su partida: “Creo que en vez de ‘dejarlos ir’, lo importante es celebrar que existieron, que cumplieron un papel en tu vida y te ayudaron a ser quién eres. Son experiencias válidas”.
Una historia atemporal
El filme se centra en Joan, una mujer que perdió a su primer amor, Luke, y que después formó una familia con Larry, con quien pasó los mejores años. Ambos representan partes distintas de su historia: el amor juvenil y la compañía que la sostuvo durante toda una vida. Ese más allá cuenta con un catálogo de destinos posibles: playas, montañas silenciosas, mundos queer o paraísos construidos como fiestas interminables. “Se siente como una historia atemporal que hace referencia a películas del pasado, pero con una visión contemporánea sobre cultura y humor actuales. Vemos muchas comedias románticas porque nos consuelan y hacen sentir bien”, añade la actriz.
En el caso de Larry, Teller enfrentó un reto distinto: interpretar a un hombre cuya trascendencia radica en lo cotidiano. Para construir al personaje, precisa, pensó en sus abuelos, casados por más de 60 años, y en la forma silenciosa en que se acompañaron en su vida. “Mi abuela decía ‘sigo sintiendo que tengo 35. Solo que miro al espejo y no me reconozco’. Eso se me quedó grabado”, recuerda.
El protagonista de Whiplash también subraya que la película habla del recuerdo que dejan las relaciones a lo largo del tiempo: “Nadie sabe qué hay después de la muerte, pero sí sabemos que el impacto que alguien tiene en tu vida solo ocurre a través de una relación. Yo he perdido amigos y familiares, y pienso en ellos todos los días. A la gente no le importa tanto dónde está, sino con quién. Esa es la eternidad que vale”.












