En mis manos las riendas de mi vida

En mis manos las riendas de mi vida

Sasha Sokol no solo logró justicia por el abuso que sufrió cuando era menor de edad: abrió un camino legal para otras víctimas de violencia sexual infantil en México.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) negó el amparo al productor Luis de Llano Macedo y confirmó la condena civil en su contra, al ratificar que sostuvo una relación con la cantante cuando ella tenía 14 años y él 39.

Con este fallo, la Corte dejó firme la sentencia dictada en 2023 y, por primera vez, estableció que los casos de abuso sexual infantil no prescriben en la vía civil.

Es decir, cualquier víctima podrá reclamar reparación por daño moral, sin importar cuántos años hayan pasado desde los hechos. De acuerdo con la resolución, el productor deberá ofrecer una disculpa pública, tomar un curso especializado en prevención de abuso sexual, abstenerse de referirse nuevamente a la famosa y pagar una indemnización por daño moral.

Sokol dijo que donará ese monto a ADIVAC, una organización civil con más de 25 años de trayectoria que se dedica a la atención, prevención y acompañamiento de víctimas de abuso sexual infantil y violencia sexual en México. “Esta sentencia trasciende por mucho mi caso personal y abre la vía del juicio civil para otras víctimas, ya que la Primera Sala ha declarado la imprescriptibilidad de la acción civil en casos de abuso sexual de menores”, publicó Sokol en la red social X (antes Twitter), al conocer la resolución de la corte.

El proyecto fue elaborado por el ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo y avalado por Loretta Ortiz Ahlf, Ana Margarita Ríos Farjat, Juan Luis González Alcántara Carrancá y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, quien propuso atraer el caso en octubre pasado por su interés jurídico y social.

En su argumentación, el fallo advierte que las víctimas de abuso sexual infantil enfrentan tres obstáculos clave: la dificultad para comprender lo ocurrido, el tiempo necesario para reconocer que hubo daño, y la lucha interna que implica reunir el valor para denunciar.

De ahí que, concluyó, aplicar la prescripción civil sería negarles el derecho de acceso a la justicia.

Sokol reconoció el impacto emocional del proceso y las secuelas que deja el abuso, pero destacó también el valor de enfrentarlo públicamente y el peso simbólico de haber llegado hasta este punto, aun cuando ningún fallo pueda reparar por completo el daño sufrido. “Llevar las cosas hasta aquí me ha devuelto la capacidad de acción. Hoy tengo en mis manos las riendas de mi vida y puedo cuidarme. Estabilizar la verdad es el principio de la reparación”, finalizó.