La migración, la conquista, el origen y la esencia de la lengua española, así como su relación con las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial fueron algunos de los temas abordados durante el primer día del Festival Escribidores 2024 México: Vida, Muerte y Ficción, realizado en la Universidad de la Libertad, en la Ciudad de México.
En la primera charla, intitulada Una relación de ida y vuelta a través del Atlántico, en la que participaron Ana García Bergua, Verónica Murguía y Pablo Sol Mora, moderados por la editora Mayra González, destacaron el origen de la lengua española, la influencia árabe que recibió y la importancia de las traducciones literarias. Sin embargo, uno de los temas que más llamó la atención del público fue la inteligencia artificial (IA) y su uso como herramienta para escribir.
Ana García Bergua fue contundente y aseveró que Chat GPT escribe bastante mal. “A veces le he pedido que escriba en el estilo de Cervantes y lo hace muy mal; escribe puro lugar común. Como son inteligencias artificiales y las alimentamos nosotros, pues todavía no están muy alimentadas, quizá en el futuro empecemos a temblar cuando empiecen a escribir muy bien, pero ahora, para nuestra tranquilidad, todavía no lo logra; incluso hace unos poemas malísimos”, refiere.
Por su parte, Verónica Murguía aseveró que la inteligencia artificial no debería meterse en el terreno del arte. “Si ustedes ven las fotos hechas con IA, carecen de espíritu y de alma, es una porquería y yo no le daría ni a mi gato una croqueta diseñada por la inteligencia artificial, pero es mi opinión: el arte es de humanos y lo otro que lo haga la IA”, señaló.
“Si hay tan poca inteligencia natural para qué estamos usando la artificial, mejor que esa inteligencia se use para resolver problemas técnicos como limpiar el drenaje profundo; y lo digo totalmente en serio, porque mucha gente arriesga su vida en países del Tercer Mundo por limpiar el drenaje y que deje a Shakespeare ser Shakespeare”, considera.
Cervantes
Por otro lado, el crítico literario Pablo Sol Mora fue cuestionado sobre qué habría pasado si Cervantes tuviera cuenta de Twitter. “Cervantes era extremadamente sociable y no lo imagino haciéndole el feo a las redes sociales”, dijo, y relató cómo fue la historia editorial del autor.
“Fue un desastre hasta antes de ‘El Quijote’, pues pasó de fracaso en fracaso”, luego de publicar sin éxito una novela pastoril, de que escribiera obras de teatro que nadie quiso representar y de escribir novelas breves y cuando escribió ‘El Quijote’ ya tenía más de 60 años. Pero si él hubiera nacido en este tiempo, sin duda tendría redes sociales”.
Memoria y escritura
En la segunda mesa charlaron Mónica Lavín, Guillermo Arriaga y Manuel Francisco Reina, moderados por Pablo Boullosa, donde hablaron sobre escritura, memoria y la defensa de la lengua española.
Lavín destacó que el escritor no se proponga funcionar como un museo de la lengua, pero involuntariamente, en su trabajo literario, “queda una memoria de ese brío y de ese brillo, y también el escritor propone formas, es decir, la plasticidad de la lengua en un estilo literario de uno u otro autor es distinto y entonces hay un sonido, hay una forma en que leemos un Hemingway, con frases cortas telegráficas, y otra forma en que leemos a Gabriel García Márquez o a William Faulkner, con esas largas maneras de imbricar frases”.
Por su parte, Guillermo Arriaga aseguró que él se define como un esclavo de la historia “trato de ver qué me está indicando la historia, qué tipo de lenguaje me va a indicar, qué tipo de estructura, qué tipo de puntuación y de silencios”.
Finalmente, Manuel Francisco Reina —quien reveló que hace algunos años escribió un libro sobre Isabel la Católica, el cual fue víctima de la corrección política por parte de una editora al utilizar la palabra invertido que se utilizaba en las Crónicas Reales de Castilla— destacó que los escritores también son creadores y defensores del lenguaje.
“No es que nos pongamos integristas con la defensa de la lengua, pero nuestra lengua es mucho patrimonio también, es un capital que no podemos tocar, pero que está ahí, que explica el mundo como lo vemos y cómo lo sentimos y, en ese sentido, tenemos una obligación con él y creo que debemos ser más cuidadoso, porque hay formas sutiles de anularnos, de colonizarlos en la que caemos todos”, concluyó.