Un misterioso sábado de 2025, todas las mujeres biológicas del planeta dejan de existir. De esta premisa parte la novela distópica Hijas de Eva (Lumen), de la escritora guatemalteca Angélica Quiñónez (1990), en la que plantea cómo sería un mundo sin féminas y cómo los hombres deben redefinir su identidad y su papel en la sociedad.
Tras sobreponerse al desconcierto de la nueva realidad, de la “exxtinción”, llamada así porque desaparece el cromosoma XX, los científicos lanzan el Proyecto Eva, que busca la implantación subrogada de un cigoto humano en una chimpancé. En 2039, esta iniciativa recibe el Nobel de Medicina “por lograr la restauración de seres humanos biológicamente hembras”.
En entrevista, la licenciada en Comunicación y Letras narra que la idea de esta historia de ciencia ficción nació durante la pandemia: “Todos estuvimos expuestos a ese gran trauma. Se murió una enorme cantidad de gente. Cambió la forma en la que entendemos el trabajo, la salud, nuestro cuerpo. Quería que tuviera ese dejo de realismo que experimentamos”.
Destaca que no solo buscó sacudir a los hombres y su ideología, sino también a las empresas, a las universidades y, sobre todo, a los nichos comerciales y los espacios de entretenimiento. “Todo lo que está fomentado por las mujeres se derrumba. Por ejemplo, la cultura de la celebridad, que les enseña a ser un producto comercial, se ve cuestionado. Tienes que ser vendible, por eso debes tener cierto tipo de cuerpo, de pelo, de imagen. ¿Qué pasa si ya nadie consume eso?”, agrega.