En Zacatecas existe la historia de un minero llamado Roque, quien quedó enterrado en una mina por su ambición y cuyo rostro, con la boca abierta, quedó petrificado; en El Salvador son bien conocidos los cadejos, dos perros que se aparecen a quienes se portan mal, y en Ecuador se dice que el atril de una iglesia fue hecho por demonios engañados por un hombre.

Estos y otros relatos están siendo animados con la ayuda de la inteligencia artificial y conformarán una serie de 22 episodios, con una duración de siete minutos cada uno, la cual quedaría lista este mismo año, es decir, en menos de la mitad del tiempo requerido por un largometraje similar tradicional.

“Es sobre leyendas en Latinoamérica, una por cada país. La iniciamos el mes pasado; su velocidad no se puede comparar con otras tecnologías y su gran ventaja es que cualquiera puede aprender muy rápido, dependiendo de su experiencia”, dice Carlos Gutiérrez, director del proyecto.

El realizador y su compañía Metacube, con sede en Guadalajara, ya estuvieron en el cine en 2019 con Día de Muertos, que en su momento optó por el premio Ariel de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas.

Este mismo mes, Gutiérrez estuvo en Las Vegas participando en un evento organizado por Curious Refuge, la primera escuela del mundo que se dedicó a la IA.

Una mano robótica

Para la serie, aún sin título definido, la tecnología ha sido aprovechada para agilizar procesos: por ejemplo, el guión fue hecho por escritores, pero se echó mano de Chat GPT, sobre todo para buscar ideas y considerar escenarios. “Realmente el proceso sigue siendo el tradicional, hay primer acto, segundo acto y así, eso no ha cambiado. Lo que facilita la herramienta es desarrollar diferentes y variadas opciones, posibles finales, como si tuvieras la palabra multiverso y preguntaras qué pasaría si…”, detalla Gutiérrez.

La herramienta también ha permitido en preproducción visualizar una escena desde cierto ángulo, tipo de cámara y lente, así como el look, pero en tiempo real.

“Lo que debe hacerse es que alguien grabe no el guión, sino un texto específico, y así la IA reconoce tonos y demás. Pero lo importante y eso debe subrayarse, es que la IA no crea por sí sola, debe alimentarse y que alguien haga las preguntas correctas para que vaya generando lo que se quiere”, destaca.