Los artistas Max Ernst (1891-1976) y Leonora Carrington (1917-2011) habitaron una casa en el pueblo de Saint-Martin-d’Ardèche, en el sur de Francia, de forma intermitente entre 1938 y 1941. “Ernst se dedicó alegremente a decorar el exterior de su granja con una serie de esculturas de cemento a gran escala de híbridos entre pájaros y humanos, y también Carrington hizo una escultura de yeso de una cabeza de caballo”, escribe Susan L. Aberth en Leonora Carrington: Surrealismo, alquimia y arte (2004).
Estos animales tutelares, el pájaro y el caballo, “eran desde hacía tiempo sustitutos totémicos de Max y Leonora, pero el caballo tenía mayor simbolismo para ellos como pareja, dada la evocación poética que Ernst hiciera de ella como su ‘novia del viento’. Supuestamente aquellas esculturas debían protegerlos contra ex esposas, padres hostiles y surrealistas malhumorados, pero ante la verdadera amenaza de la guerra inminente y sus consecuencias, ambos mostraban una terca indiferencia”.
Un conjunto de 12 esculturas, fundidas en bronce de obras tridimensionales ejecutadas por el alemán entre 1938 y 1939, ahora se exhibe por primera vez al público, en el Transamerica Pyramid Center, de San Francisco, California. Esta es una iniciativa de la Galería Wendi Norris en colaboración con SHVO, empresa de bienes raíces.
Fantasmas y sirenas
Tras la muerte de Ernst, con permiso de su familia y su viuda, Dorothea Tanning, dos fundiciones en París crearon una serie de bronces con los moldes en yeso.
Las piezas se presentan de una manera que refleja su posicionamiento original y propósito en la casa de Saint-Martin-d’Ardèche. Un trío de las esculturas más grandes recibe a los visitantes desde las entradas exteriores al jardín/parque de secuoyas. Se trata de Sphinx et sirene, Sirene ailée y L’entrée des fantomes, que de igual manera se encontraban en los diferentes umbrales de la casa.
Tete de Loplop, busto del alter ego tipo pájaro de Ernst, vigila desde las alturas a modo el conjunto de obra como centinela. Otra escultura, La femme a demi-tete, concebida para un espacio interior, pretendía sorprender a los huéspedes al entrar a la sala de la casa en el sur de Francia. La pieza se exhibe en el vestíbulo del Centro Transamerica Pyramid.
Hechas en su mayoría de cemento y objetos metálicos encontrados, estaban en el proceso de perder su integridad a través del tiempo y la exposición a los elementos, a pesar de los esfuerzos de los sucesivos dueños de preservarlos. La propiedad fue declarada en 1992 un “espacio” histórico por el Ministerio de Cultura francés. La casa sigue en pie; sin embargo, algunas de las obras creadas entre 1938 y 1939, en especial las exteriores, han desaparecido con el paso del tiempo. Hoy, algunas de ellas solo existen en la serie de bronces.