Exploran migración y desapariciones
La dramaturga Sonia Gregorio fue una de las seleccionadas para participar en el festival New Plays: International. Cortesía

La migración y las desapariciones forzadas, problemáticas urgentes que el país arrastra desde hace años, son los ejes explorados, respectivamente, por las dramaturgas mexicanas Sonia Gregorio (Oaxaca, 1996) y Sara Pinedo (León, 1987) en las piezas que trabajaron durante el Programa Internacional de Dramaturgia The Royal Court Theater + Teatro UNAM, en el que fueron seleccionadas —entre diez participantes— para presentarse en el Jerwood Theatre Upstairs como parte del festival New Plays: International.

En el caso de la obra de Gregorio, Ovillo, cuyo título fue traducido al inglés como A migrant ball of thread por Sophie Stevens y que dirigió Mariana Gándara, se cuenta la historia de cuatro mujeres: Carmen, Martina, Meche y Rosa, en una comunidad de Oaxaca, quienes, debido a la migración, se enfrentan a la ausencia de ciertas figuras relevantes en su vida.

A partir de la investigación de textos y proyectos que abordan la migración, la dramaturga se dio cuenta que la mayoría de las veces se habla del viaje de quienes se van, pero muy poco de los que se quedan esperando a un familiar.

“Lo que me inspiró fue mi historia familiar. Desde hace muchos años tengo un hermano que vive en los Estados Unidos. En un momento de mi vida me di cuenta que tenía una relación cercana, entre comillas, con alguien que en realidad no conozco, que es mi hermano, pero hace 20 años no nos vemos. Después, me di cuenta que no solo era yo la que tenía esta experiencia, sino muchas otras personas de mi círculo más cercano: tías y primas porque la mayoría de mis familiares hombres, del lado de mi linaje materno, se fueron a Estados Unidos hace mucho”, explica Sonia Gregorio.

Una historia colectiva que se le reveló habitando en la comunidad como algo que le sucede a muchas otras familias. “Pasan los años y una vive con esa ausencia —afirma— esa relación extraña con una persona que supuestamente es muy cercana a ti, pero que ya casi no conoces. Hay muchos otros Estados donde se vive la migración en comunidades enteras, continúa; donde solo viven mujeres y niños porque los hombres se han ido a trabajar en busca de una mejor vida en los Estados Unidos.

Una vez que tuve esta cercanía a partir de una primera investigación y de mi historia personal, empecé a buscar las capas del proyecto y con el apoyo, también, de los dramaturgos que fueron escritores en la Royal Court me di cuenta que, en realidad, la obra no solo hablaba de la migración”.

El núcleo de la pieza era, en otras palabras, las formas de vivir la ausencia y la espera: “Eso puede experimentarlo cualquier persona que vive en un territorio como el de México, donde actualmente la ausencia es un tema latente por muchas razones, como la migración o las desapariciones por el crimen organizado”. El objetivo de la escritora fue, entonces, encontrar un camino para hacer presente la ausencia, no solo como el eje de la obra, sino en su propia escritura.

“Hay muchos silencios. Hay páginas con muchos espacios en blanco. Esa ausencia se refleja también en el texto”, continúa la escritora, que ha sido becaria de la Fundación para Letras Mexicanas y del programa Jóvenes Creadores del Fonca 2022-2023. Un temor que puede deducirse en ambas dramaturgas fue la recepción en el extranjero de textos que abordan problemáticas sociales que, en apariencia, se delimitan a cierta zona geográfica o a un contexto y tiempo específicos.

“Yo estaba muy nerviosa —dice Gregorio—, pero lo que ocurrió fue que muchas personas le dijeron que habían conectado con la obra desde una vivencia particular: haber estado, en algún momento de su vida, a la espera de alguien que, por supuesto, no ha muerto”. Hubo actrices latinas, cuenta, que conectaron, desde el otro lado, con la ausencia entendida como el viaje a otros países de Europa para estudiar o trabajar; la imposibilidad, por ejemplo, abunda, de no poder ver a un familiar, representada en la historia de cuatro mujeres que, mientras esperan, matan el tiempo bordando.

Explica también que la pieza no requiere una escenografía como tal o grandes elementos para ser llevada a escena; es suficiente con un teléfono y una silla que sirvan para representan la ausencia que padecen los personajes. Aunque todavía no tiene fechas de montaje confirmadas, desde el principio su intención fue que la obra sea presentada en las comunidades de Oaxaca de forma itinerante.