El 25 de noviembre falleció el actor Héctor Bonilla, según reportó la Secretaría de Cultura del gobierno federal en su cuenta oficial de Twitter.
“La Secretaría de Cultura lamenta profundamente el fallecimiento del actor Héctor Bonilla, egresado de la Escuela de Arte Teatral del Inbal (Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura) y considerado uno de los mejores actores de México. Se desarrolló en teatro, televisión y cine, donde participó en filmes como ‘Rojo amanecer’”, se lee en el tuit publicado poco antes de las 17:00 horas del día viernes.
La dependencia de gobierno publicó un mensaje para informar del deceso del actor Héctor Bonilla, quien murió de cáncer a los 83 años. Bonilla egresó de la Escuela de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes y era considerado por muchos como uno de los mejores actores de México.
“Murió en casa, en paz, sin dolor y rodeado por su círculo más íntimo, que lo acompañó hasta el final”, se lee en un comunicado dado a conocer por su hijo Fernando Bonilla, quien señala que el histrión falleció después de cuatro años de luchar contra el cáncer.
“Amo la vida profundamente: tuve la fortuna de conocer a mi mujer, llevo 38 años de convivencia con ella, tengo a unos hijos que amo y siete nietos”. Con esas palabras, Héctor Bonilla se describió en junio pasado, durante un homenaje en Cineteca Nacional.
Subió al escenario sin cabello, pero caminando firme y rápidamente. Aclaró que no era por el cáncer en el riñón que padecía, para el cual no existen tratamientos. “Estoy así por un personaje de una película en la que estoy”, indicó para anunciar Más que mil palabras, su más reciente trabajo.
A sus más de 80 años el actor seguía figurando tanto en cine como teatro, actividad en la que colaboró en más de 120 puesta en escena y fue director en alrededor de 50. “Cuando todo actor inicia, su sueño es representar a ‘Hamlet’. Yo no fui la excepción; sin embargo, nunca lo hice”, expresó en la entrega del Ariel de Oro, otorgado por su trayectoria.
Los inicios de Héctor Bonilla
Tenía 15 años y cursaba la educación secundaria cuando una maestra montó La tierra de Jauja, de Lope de Rueda, en la que obtuvo un personaje a pesar de su timidez natural.
Sus padres querían que todos sus hijos fueran médicos, pero se rebeló y optó por Derecho en la UNAM, en donde también pudo combinar la práctica del futbol americano y clases en la Escuela de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes.
“Iba a los Estudios Churubusco a ver qué salía. Me acuerdo que íbamos a las oficinas de don Alfredo, el papá de Arturo Ripstein, y nos ponían así, contra la pared a todos y pasaban y nos veían, nomás faltaba que nos vieran como caballos para ver a quién levantaban para qué papel”, recordó en una entrevista a la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas.
Luego del estreno de Y tu mamá también, que catapultó a Gael García Bernal y Diego Luna internacionalmente, a Bonilla le gustaba hablar de Narda o el verano, filme que hizo en 1968 y la cual guardaba similitudes con la dirigida por Alfonso Cuarón.
La cinta se situaba en el verano, con dos amigos que terminaban relacionándose con una misteriosa mujer y que les cambiaría la vida.
Pero lo importante no fue eso, comentó durante la conmemoración del 2 de octubre de 1968. “Yo por esa película estaba en Acapulco filmando; si no, seguramente habría ido al mitin”, apuntó.
A fines de los 80, junto con Jorge Fons, levantó el proyecto Rojo amanecer, que retrataba lo ocurrido en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco. Al rodaje llegaba sin tener aprendido bien el guión, pues estaba más preocupado en conseguir los recursos. Y fue cuando entró Valentín Trujillo para el empuje final.
Logró dirigir una película, Mónica y el profesor, la cual no quedó como estaba planeado. Pese a su experiencia actoral, la historia no saltó en la edición final. Héctor formó parte del grupo disidente de casi mil actores que, a fines de los setentas, renunció a la Asociación Nacional de Actores, por temas de corrupción, para integrar el Sindicato de Actores Independientes.
Rogelio Guerra, Enrique Rocha, Claudio Obregón, Óscar Chávez y Enrique Lizaldi fueron algunos que se sumaron a la iniciativa que provocó que la ANDA se asociara con el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica y, con ello, el cierre de puerta para el SAI.
A mediados de los años 80, el sindicato murió. Algunos volvieron a la ANDA, pero él se mantuvo fuera por un tiempo, pues era regresar a algo que no aprobaba.
Héctor Bonilla en El Chavo del 8
En la década de los 70, Héctor Bonilla ya era un rompecorazones gracias a su trabajo en el cine y la televisión y, como era de esperarse, quienes también cayeron ante los encantos del actor fueron los inquilinos de la vecindad de El Chavo del 8. “Héctor Bonilla visita la vecindad” es el nombre del episodio de 1979 en el que Bonilla, luego de que se le ponchara una llanta, llega para pedir ayuda del Chavo pues “necesita un gato”.
Conforme avanza el día se va encontrando con los demás personajes, entre ellos la Chilindrina, doña Florinda y doña Clotilde, quienes están enamoradas del actor, pues lo veían en la telenovela Viviana (que protagonizó en 1978 junto a Lucía Méndez). El trío se encuentra en diferentes momentos al actor y en cada ocasión quedan abrumadas por su presencia, incluso doña Clotilde le lleva un pastel como regalo, mientras don Ramón le ayuda a conseguir el gato que necesita.
“¿Héctor Bonilla en la vecindad? ¿Está usted borracho?”, dice un incrédulo profesor Jirafales que, al entrar a la casa de doña Florinda se encuentra a su eterna enamorada muy conmovida tomando una tacita de café con Bonilla.
El día de ensueño termina y al final del capítulo las vemos viendo la telenovela de Héctor y añorando que algún día lo vuelvan a ver. “Aquello fue una coincidencia. Los actores son personas muy ocupadas, y qué podría motivarlo para que regresara a esta humilde vecindad”, dice doña Florinda. Entonces, Héctor, mostrando su buen corazón, vuelve a escondidas para dejarle un balón de futbol al Chavo.